martes, 22 de febrero de 2011

EL INTERCONDUCTISMO EN EL PERÚ: LOS COMIENZOS

Según parece, el interconductismo (o conductismo de campo), ha fructificado en cuanto a seguidores en México, Colombia, España y Perú, comparativamente a otros países iberoamericanos.
Fui testigo de los primeros momentos del interconductismo en el Perú, movimiento al cual me ligué, sin llegar a ser interconductista declarado, desde fines de los años 80, así que puedo decir algo al respecto. Aquí no pretendo hacer una historia puntual, sino sólo ofrecer mis impresiones acerca del tema, dejando para otra pluma más paciente el emprendimiento de redactarla.
Portada del libro "Teoría
de la Conducta" (1985),
de gran impacto sobre el
conductismo
iberoamericano
En mayo de 1989 el Boletín Informativo de la Sociedad Peruana de Análisis y Modificación del Comportamiento (SPAMC), al que tuve acceso por ser un asistente habitual a los "Miércoles Científicos" que organizaba por entonces dicha sociedad, trajo entre sus artículos uno de Roberto Bueno Cuadra, titulado “Interconducta: Un objeto científico”. Este escrito puede considerarse el primero sobre conductismo de campo en nuestro país. Por aquel tiempo el Dr. Emilio Ribes había venido a una Convención de SPAMC donde dio algunas conferencias interesantes que sembraron las primeras ideas interconductuales entre los conductistas jóvenes de la Universidad Federico Villarreal, como el mismo Bueno, Raúl Paredes, Luis Córdova y Edmundo Hervias entre otros.
El segundo escrito con ribetes interconductuales, hasta donde sé, fue uno mío, titulado “El conductismo: Un paradigma en evolución sistémica”, que publiqué en un folleto de edición rudimentaria llamado “Textos de Psicología, Ciencia e Ideología” de septiembre de 1991, gracias al apoyo del Círculo de Estudios Avanzada de la Universidad de San Marcos. (Por cierto, también conté con el apoyo intelectual de profesores de San Marcos al tanto de los avances del interconductismo, como Luis Benites y Jorge Sato). Con motivo de dicha publicación, se suscitó un interés entre mis estudiantes (yo era por entonces Asistente de Prácticas del curso de Introducción a la Psicología Experimental), que, al poco tiempo, los llevó a fundar un círculo de estudios denominado “Interconducta”, el cual contaba entre otros integrantes con Jorge Roca (infortunadamente fallecido), Alberto Melgar (hoy dedicado a su otra profesión de Abogado) y Liliana Biminchumo. Con ellos recuerdo que organizamos uns serie de eventos divulgativos en la Universidad de San Marcos, y le hicimos una entrevista grabada a Ribes el 94, con ocasión de otra visita del académico mexicano a nuestro país.

Con el Dr. Ribes y cuatro de los integrantes del Círculo de Estudios "Interconducta" (Lima, 1994)
Gracias al Círculo Interconducta se trabaron relaciones muy estrechas con el movimiento paralelo que había surgido en Villarreal (con Walter Capa y William Alata entre los más activos impulsores) y se pudieron realizar reuniones conjuntas en las cuales destacaba mucho por su dinamismo el colega Aldo Bazán, actualmente desarrollando una muy interesante carrera de investigación interconductual en México. El Círculo Interconducta terminó por desaparecer, pero en la Villarreal continuaron y continúan activando diversos grupos, sin duda gracias a la persistente labor del profesor Raúl Paredes y otros docentes.
Portada del Libro "Análisis
de la Conducta" (2000) de
ASPPSI
Durante algunos años me dediqué con entusiasmo a divulgar el interconductismo, tal como yo lo entendía, en todos los foros hablados y escritos donde pude, y puedo decir por ello que tengo un buen volumen de artículos al respecto. Justo es decir, sin embargo, que la gran mayoría de esos textos no se referían exclusivamente al conductismo de campo, sino que lo integraban en un marco conductual ecléctico del que siempre fuí partidario. Justo es decir también que mi interpretación de algunas de las tesis interconductuales fue muy personal, y, a veces, precipitada. A fines de los 90s se constituyó la Asociación Peruana de Psicología Interconductual (ASPPSI), gracias a la cual el año 2000 publicamos un volumen conjunto titulado “Análisis de la Conducta: Nuevos Enfoques, Aplicaciones e Investigaciones”, figurando como editores yo mismo junto a los colegas Walter Capa y Hugo Montes de Oca.
Muchos otros detalles dignos de relevancia entre los años 1990-2000 se me quedan en el tintero por la nebulosa imprecisión de los recuerdos. Prefiero callar antes que arriesgar a equivocarme en cuanto a ellos.  De todas maneras, cuando rememoro los principios del interconductismo en el Perú afluyen  gratas reminiscencias de un tiempo donde nada parecía imposible.

sábado, 19 de febrero de 2011

LA NIETA REBELDE DE WATSON

Mr. Spock y Zarabeth
A veces la chismografía me gana la partida, y no puedo evitar hacer este curioso apunte.
¿Sabía Ud., amable lector, que el famoso Sr. Spock —ícono de la cultura pop— pudo ser el “yerno-nieto” de John B. Watson? Sí, por increíble que parezca, porque la connotada actriz de televisión americana Mariette Hartley, nieta del padre del conductismo, encarnó en la pantalla a Zarabeth, una hermosa mujer condenada a vivir en un planeta desierto que tuvo un fugaz, tórrido y desgraciadamente trunco romance (por esas cosas de la vida, y por culpa del aguafiestas Dr. McKoy), con el héroe vulcano de la serie Star Trek en el episodio titulado Todo nuestro ayer. En la imágen adjunta una escena de la epopeya. 
Ahora bien, después se supo que el pasado de la talentosa Mariette fue casi tan triste como el de su personaje Zarabeth en la televisión. En 1990 Hartley publicó un libro autobiográfico titulado “Rompiendo el Silencio”, en el cual hablaba de sus trastornos depresivos (desorden bipolar) y los de su familia. En dicha publicación le echó la culpa a su abuelo John de todo, puntualizando que fue la aplicación práctica de sus teorías la que afectó el desarrollo de sus descendientes. Según ella, la fría planificación de crianza que hizo Watson para sus hijos los afectó profundamente, propiciando problemas psicológicos que llegaron hasta la tercera generación.
John Broadus Watson
Como se sabe, John B. Watson fue quizá el primer psicólogo mediático de alto nivel. Tuvo un exitoso programa de radio y publicó un libro de consejos prácticos para la crianza de los hijos en edición popular (por ironía del destino, otra obra similar sería editada años después por el no menos popular pediatra Dr. Benjamín Spock, homónimo del personaje de Star Trek). Entre las sugerencias que deslizaba Watson para criar mejor a los niños, estaban alentar su independencia manteniéndose convenientemente al margen en determinadas situaciones, y promover su alimentación regular y balanceada.
Watson se casó dos veces: la primera vez con Mary Ickes, con quien tuvo a sus hijos Mary (madre de Mariette) y John; y la segunda vez con su ex-alumna de post-grado Rosalie Rayner, con quien tuvo a William y Jimmy. John tuvo problemas estomacales y dolores de cabeza desde pequeño, y murió a principios de los años 50 de úlcera sangrante. Mary, por otra parte, estuvo aquejada por la depresión y llegó a atentar varias veces contra su propia vida. En cuanto a William, se estableció profesionalmente como Psiquiatra... freudiano (no parece haber en línea confirmación de eso), y se suicidó cuatro años después de la muerte de su padre. Jimmy, por último, igual que su hermanastro John, también padeció de males estomacales.
Portada del libro autobiográfico
de la nieta de Watson
La buena de Mariette no quedó al margen de la trágica herencia. Su propio padre se suicidó y Mary, su madre como ya he dicho, intentó hacerlo también. Eso sumió a la actriz en el alcoholismo y la depresión bipolar, hasta que pudo salir y escribió el libro autobiográfico de marras para contar su historia familiar. Hoy, la Hartley preside la Fundación Americana para la Prevención del Suicidio y, además de su exitosa carrera actoral, se dedica a dar charlas sobre ello. A tenor de lo que dice, habrían sido los estilos de crianza y nutrición que les imponía Watson a sus hijos el origen de sus enfermedades estomacales y sus depresiones. Yo no me lo creo, pero ella sí.
Sin duda, esta nieta rebelde se las trae contra su abuelo... No descarto que pueda ser por darle al libro un mayor atractivo comercial. Pero, más allá de los asuntos polémicos, nadie puede negar la inmensa contribución que John B. Watson aportó a la psicología, y que fue plasmada en pocas palabras por la Asociación Psicológica Americana en el reconocimiento que le hicieron el 2 de septiembre de 1957, un año antes de fallecer:

"Al Dr. John B. Watson, cuyo trabajo ha sido uno de los factores cruciales para determinar la forma y el fondo de la psicología moderna. Inició una revolución en el pensamiento psicológico, y sus escritos han sido el punto de partida para continuas líneas de investigación fructífera".
AMEN

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