De la extensa gama de psicoterapeutas y teóricos de la personalidad que pueblan el continente psicológico, Alfred Adler parece ser el único cuyas nociones son señaladas explícitamente por simpatizantes de corrientes ajenas —psicodinámica, constructivista, existencialista e incluso conductista—, como inspiración para conceptualizaciones y procedimientos, o simplemente como anticipaciones a desarrollos posteriores.
Sí amigo lector, está leyendo bien: “conductista” (por supuesto no en el sentido que se puede llamar sistemático). El que quiera ver que vea, y el que quiera oír que oiga. Ann Pratt (1985), una analista del comportamiento, ha hecho ver las coincidencias que el enfoque adleriano tiene con el conductismo de Skinner, y las enumera así:
- Adler rechazaba la psicología de los rasgos, prefiriendo enfatizar las causas del comportamiento en el ambiente previo y en los objetivos (léase consecuencias generadas por las acciones del individuo). Para él la conducta era “movimiento” y el refuerzo “aliento”. Así el llamado "teleoanálisis" se parece a una versión pre-científica de la triple contingencia skinneriana.
- A su vez, pensaba Adler que la consecución de los objetivos (léase los efectos del refuerzo) no requieren de la conciencia de la conducta. Estaba convencido de que en la mayoría de los casos no sabemos por qué hacemos lo que hacemos. "El inconsciente —escribió en 1913—, es lo que somos incapaces de formular en conceptos claros" (ver Ansbacher y Ansbacher, 1956/1959).
- En la interpretación adleriana, las acciones que buscan efectos similares pueden estar dirigidas a objetivos diferentes. Por ejemplo, el llanto puede ser un intento de obtener atención o puede ser un "uso del temperamento" en una lucha de poder. Los conductistas radicales dicen, de otro modo, que comportamientos topográficamente similares pueden ser mantenidos por diferentes refuerzos.
- La escuela adleriana muestra un escepticismo vigoroso sobre las teorías que aceptan discontinuidades entre comportamiento "normal" y "anormal". Los comportamientos constructivo y destructivo se adquieren de acuerdo con los mismos principios. Adler juzgaba que los movimientos y la personalidad eran rastreables principalmente en la historia experiencial, es decir, el estilo de vida es en gran parte aprendido. Para él, con el tiempo, la psicología del aprendizaje podría aclarar estos principios en detalle.
- Para cambiar problemas comportamentales hay que cambiar nuestras prácticas, no nuestra "actitud" (esto es una anticipación a los programas de entrenamiento para padres, hoy tan frecuentes en el análisis conductual). Se debe cambiar lo que hacemos con los niños, y la adhesión fiel a los cambios el tiempo que sea necesario, ayudará a mejorar la relación. Por este camino, Adler llama a abandonar las medidas punitivas e incrementar los recursos positivos.
- El comportamiento infantil de mala adaptación es comúnmente mantenido por la atención del agente socializador, y/o por una “lucha de poder” establecida entre los miembros del episodio. Esto recuerda las disquisiciones de Skinner sobre “contracontrol”.
Aquí no se detienen las similitudes. Hay cierto parecido entre muchas de las técnicas conductuales aplicadas con las sugerencias que hacen los adlerianos para solucionar problemas de conducta infantil (saciación, extinción, práctica positiva y negativa, rol playing, etc.). Lo cierto, según Pratt, es que los adlerianos muestran un “sabor funcional” en su teleología, oculto bajo el lenguaje sentimental, intuitivo y aparentemente ingenuo que caracteriza a las aproximaciones no conductuales. Incluso aquellos temas que se mantienen en extremos polares de discusión entre conductistas y adlerianos, como la asunción fenomenológica vs la funcional, o el holismo vs el análisis, son, si se ven de cerca, menos antagónicos. Por ejemplo, dice Pratt, Skinner menciona que bajo ciertas condiciones el organismo adquiere una lógica privada equívoca, la que, en cierto modo, se parecería a los “finalismos ficticios” de Adler.
Termina diciendo Pratt que, comprensiblemente, los conductistas radicales han tenido pocas razones para encontrar interesante la Psicología Individual. Sin embargo, desde que los analistas del comportamiento pretenden impulsar su tecnología en el ámbito de las interacciones sociales con niños y adolescentes, las nociones desplegadas por Adler pueden sugerir algunas pistas para un análisis y práctica eficaces.
REFERENCIAS
Ansbacher, H.L. y Ansbacher, R.R. (1956/1959). La psicología individual de Alfred Adler. México: Troquel.
Pratt, A.B. (1985). Adlerian psychology as an intuitive operant system. The Behavior Analyst, 8(1), 39-51 (Spring).
1 comentario:
Muy interesante, de hecho mi desarrollo practico y teorico se ha movido en el encuentro de ambos enfoques (sobretodo hacia la terapia de aceptación y compromiso). De hecho también la cooncepción de la psicopatología existen afinidades (finalidad de los síntomas, etc...reconocida por conductistas como Marino Perez, etc)
Juan José Ruiz Sánchez
Psicólogo Clínico. España
web:
http://www.cop.es/colegiados/GR00724/adler/ADLER.html
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