"En la mayoría de las orientaciones cognitivo-conductuales no se tratan operativamente los problemas del individuo bajo consulta como “síntomas” verbales reveladores de un “mundo interior” (pese a que metafóricamente y como vivencia personal así lo parezcan), sino como conductas en sí mismas, o sea, interacciones complejas con parámetros de orden geográfico (dónde y cuándo suceden eventualmente), descriptivo (qué sucede), topográfico (cómo se actúa o no, pudiendo hacerlo, en ellas), demográfico (quiénes intervienen o no, pudiendo hacerlo), probabilitario (cómo comenzó el problema y cuál fue su evolución; con qué habilidades, déficits, excesos o inadecuaciones en el repertorio se llega a la consulta), discursivo (qué se dice a sí mismo acerca del problema) y otros datos relevantes. En suma, evalúan “procesos o respuestas encubiertas” que en realidad lo son porque involucran contingencias lingüísticas y simbólicas no directamente observables como ejecuciones organocéntricas, sino como relaciones.
Bajo estos presupuestos la aplicación clínica se lleva a cabo instigando de manera oral o física, e incluso textual, gráfica o gestualmente; retroalimentando las ejecuciones deseables; controlando instruccionalmente y moldeando comportamientos productivos. Mediante la instigación oral se trata de inducir en el cliente la autoobservación y automedición de sus propias funciones fisiológicas y somáticas, y también de la fuerza (frecuencia, duración, latencia o magnitud) de sus repertorios, así como también el análisis funcional de su conducta en relación con su circunstancia problema. Formas alternas de instigación se utilizan para perfeccionar ejecuciones o desempeños antes establecidos por medio de control instruccional. La retroalimentación puede verse en el examen conjunto (entre usuario y prestatario del servicio) de las dificultades o complicaciones halladas en los formatos de registro semanal de los problemas y las tareas cumplidas como parte de la intervención, así como de los tactos, mandos y autoclíticos distorsionados que les subyacen. El control instruccional está compuesto de indicaciones que se dan al individuo para que responda cuestionarios, para que practique ejercicios dentro o fuera de la consulta, o para que aprenda a dominar las técnicas pertinentes. Por último, el moldeamiento se vale del control instruccional e instigación combinados con la retroalimentación, exponiendo al cliente a las contingencias naturales y potenciando su correspondencia decir-hacer-decir".
El video muestra a la Dra. Judith Beck, destacada exponente de la terapia cognitiva, en un ejercicio de demostración de algunos de tales procedimientos. Los subtítulos están en idioma portugués, pero son fácilmente entendibles.