Dr. Joseph J. Wolpe |
Es poco conocido que Joseph Wolpe, además de extraordinario impulsor de la terapia del comportamiento, en particular la referida a la terapia por inhibición recíproca y al entrenamiento en habilidades sociales, fue un lúcido y hábil polemista. Una de sus contiendas puede encontrarse en el artículo Cognición y Causación en el Comportamiento Humano y su Terapia (Wolpe, 1980), dirigido centralmente a refutar las tendencias lideradas por Bandura y otros terapeutas de conducta cognitivistas. El contenido de la discusión es aún vigente y podría ser aplicado a situaciones actuales en que ciertas disquisiciones poco informadas tergiversan el papel que la cognición ha jugado en el conductismo histórico. Aquí extraigo un fragmento de ese escrito, subtitulado “La Cognición en Relación con la Terapia del Comportamiento” (p. 254):
- “En el campo de la psicoterapia la creencia de que la cognición es un evento separado del comportamiento, ha sido una fuente de confusión por generaciones. Y ahora, mirabile dictu, esta creencia y su progenie de confusiones ha comenzado a infiltrarse en la terapia del comportamiento, la psicoterapia del conductismo… En un artículo en el American Psychologist, Mahoney aplaude la «reciente aparición de los esfuerzos por integrar los enfoques cognoscitivos conductistas a la psicoterapia». En términos de lo que ha emergido a raíz de nuestras consideraciones sobre la cognición, esto es muy parecido a hablar de integrar la hematología con la medicina, o el estudio del nitrógeno con el estudio de los gases. La «integración» por la que aboga Mahoney ha existido siempre en la práctica de la terapia del comportamiento como he de indicar más abajo. De hecho, sin duda, la idea de la «integración» tiene sentido sólo suponiendo que cognición sea algo más que comportamiento.
- Los cognoscitivistas se han convencido de que los terapeutas del comportamiento han pasado por alto la cognición. Por ejemplo, Beck sostiene que los terapeutas del comportamiento no reconocen la cognición y «dan la vuelta en torno de los pensamientos». Tal planteamiento sólo pudo ser hecho por una persona que no está muy familiarizada con la forma como la terapia del comportamiento trabaja realmente con la neurosis. Podemos notar, antes de pasar a este tema, que en general la cognición es ineludible en la terapia del comportamiento, como en cualquier forma de psicoterapia y verdaderamente, en casi todas las actividades humanas. Inevitablemente el paciente percibe al terapeuta y piensa: «Aquí hay un hombre que puede ayudarme», nota los muebles y la decoración de la oficina, percibe los gestos del terapeuta y sus palabras, y responde a lo que percibe en emociones y en palabras. Si los terapeutas del comportamiento no han enfatizado estas cosas, es porque el hacerlo es tan redundante como mencionar, cuando indicamos que a un paciente se le aplicó una inyección intravenosa, que se utilizó una jeringa. La cognición es indispensable en las interacciones humanas y por esto es absurdo el «descubrimiento» cognoscitivo de que la terapia del comportamiento ha omitido el factor cognoscitivo”.
No sólo este fragmento, sino todo el artículo, es rico en argumentos y referencias experimentales, de modo que constituye un buen ejercicio para aquellos conductistas aplicados o simpatizantes que buscan razones teóricas en qué apoyar su concepción, y material breve pero valioso para la reflexión de aquellos no-tan-conductistas (o metodológicos) que, por carecer de sólidos hábitos de lectura o de intereses epistemológicos, simplemente siguen la corriente de los prejuicios más populares sembrados a raíz del posicionamiento de otros enfoques.
2 comentarios:
Buenas William, soy un estudiante de 4º de Psicología en Sevilla (España), resulta que llevo unos meses leyendo su blog y quería felicitarle por toda la información y contenido que muestra en él. Tengo intención de continuar con mis estudios avanzados en el análisis experimental del comportamiento (particularmente Skinneriano) y debo añadir que estoy aprendiendo mucho con su blog. Ojalá existieran más personas como usted volcadas en la difusión científica del análisis conductual porque en España está reinando el constructivismo por la parte de educación y el cognitivismo más mentalista por la parte de la clínica.
Así pues no me queda más que darle las gracias por este fantástico blog que tanto me está ayudando a guiarme en mis estudios independientes a la carrera, puesto que estoy deseando terminarla para empezar a estudiar lo que realmente me va a servir como docente e investigador.
Un saludo desde Sevilla con mi más sincera admiración,
Manu
Gracias Manu. Espero que sigas en tu camino de esfuerzo y éxito.
Respecto a lo dicho en todas partes es casi igual, con matices. Aún así, en España la cosa está mejor que en América. De hecho, según una encuesta tomada a psicólogos latinoamericanos, caribeños y españoles por la Sociedad Interamericana de Psicología, el número de docentes universitarios de Latinoamérica y el Caribe que ve como necesario el curso de Modificación de Conducta en los currículos de las universidades, es de sólo 16.2 %. En cambio, en España la aprobación llega al 47 %.
En mi propia Universidad el curso conductual que dicto ya me lo quieren mover también. Es como una ola de totalitarismo ignorante que se ha apoderado de la "inteligencia" en el mundo académico y profesional. Quizá sea un signo de los tiempos posmodernos... Mucha variedad recarga al individuo promedio y lo inhibe de profundizar, resignándose a ser furgón de cola de la postura más popular del momento sin analizarla. Doble mérito para quienes, como tú, no siguen la corriente mecánicamente, atreviéndose a buscar su propio camino.
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