Existen muchas creencias míticas
y malentendidos sobre el análisis conductual y sus aplicaciones. La mayoría
originadas en “leyendas negras” de larga data, debidas a antipatías viscerales
contra la “intrusión” científica en la psicología, o desconocimiento de las
bases que sustentan tal práctica. Aquí
se enumeran algunas de ellas, tratando de aclarar la bruma que las rodea.
1. “El análisis conductual sólo sirve
para personas menores de edad o sujetas a educación especial (retardos y
minusvalías)”. En realidad, el análisis aplicado de la conducta se ha utilizado
con eficacia para el tratamiento y solución de una multitud de problemas, entre
los cuales se pueden señalar:
- Ansiedades y fobias diversas, obsesiones compulsivas, estrés post-traumático.
- Dependencias y abusos químicos (drogas, alcohol, vicios diversos).
- Discordia marital y problemas familiares y de pareja en general.
- Disfunciones sexuales (todo tipo), y parafilias.
- Trastornos de personalidad (patologías paranoide, esquizoide, antisocial, histriónica, narcisista evitativa, dependiente, obsesiva-compulsiva, disfórmica, demencial, bordeline, etc.).
- Depresión.
- Estilo de vida, malos hábitos y consumo alimentario.
- Problemas de salud (oncológicos, dolor, estreñimiento, disnea, miopía, etc.).
- Problemas de aprendizaje y retardo en el desarrollo.
- Déficits académicos y sociales.
- Comportamiento ecológico.
- Manejo pedagógico.
- Comportamiento ciudadano.
- Comportamiento organizacional.
- Economía y mercadotecnia.
- Gerontología.
- Psicología forense y penal.
- Gobernabilidad y diplomacia.
- Psicología del deporte y rendimiento físico.
- Manejo de emergencias.
- Delincuencia juvenil.
- Adiestramiento animal.
2. “El análisis conductual comprende una serie de procedimientos fríos y mecánicos“. En realidad, involucra una gama inmensa de técnicas que van desde las más “simples” hasta las más “complejas”. La tecnología es abundante y no se reduce sólo a refuerzos y castigos elementales. Esta comprende métodos de modificación de conducta, de exposición directa y en fantasía, de entrenamiento de habilidades, de reestructuración racional y de modificación de esquemas. Todas esas técnicas, independientemente de sus procedimientos, se deben aplicar con el “calor humano” suficiente para ser efectivas en cada caso que se trate. De hecho, lograr que el cliente lleve a cabo fuera de la consulta tareas de autorregistro, exposición a circunstancias desagradables y exhibición de habilidades recién adquiridas, requiere establecer una relación muy cercana y cálida con él por parte del analista.
3. “El análisis conductual no tiene una ligazón con los procedimientos de laboratorio“. En realidad, todas las técnicas conductuales han sido sugeridas directa o indirectamente por el análisis experimental del comportamiento. El hecho de que en algunos casos no esté totalmente claro el principio o ley de conducta que fundamenta un procedimiento, o esté aún bajo discusión, no invalida la acción científica de elaborar una hipótesis provisional sobre la cual opera. Además, un modelo teórico (a condición de ser parsimonioso) siempre acompaña a las operaciones prácticas.
4. “El análisis conductual carece de una teoría“. En realidad tiene muchas, pues hay diferentes enfoques teóricos que pasan por el conductismo radical, mediacional, paradigmático, de campo, molar, biológico, sociocognitivo, interpersonal, etc. Cada uno se distingue por enfatizar algunos aspectos metodológicos, de organización lógico-estructural o principios que suponen básicos en la determinación de la conducta humana. Incluso dentro de las grandes ramas mencionadas existen matices de interpretación, lo que lleva a conformar un universo de propuestas competidoras entre sí, enriqueciendo el análisis.
5. “El análisis conductual es
antigestáltico y atomístico (estímulos y respuestas pequeñas)”. En realidad,
las dimensiones del objeto de estudio y la metodología de trabajo pueden ser de
orden molar y molecular. Son las necesidades del analista de la conducta las
que determinan su opción por alguna de las dos modalidades, o por una mixta, de
acuerdo con el problema que trata o investiga. Así, puede decidirse por operar
con “instancias de respuesta” (ejecuciones puntuales), o con “clases de
respuesta” (constelaciones de diverso tamaño) según los resultados que anticipe
conseguir con cada uno de ellas. Igualmente puede optar por considerar como
estímulo una señal específica, o una situación más global.
6. “El análisis conductual sólo
estudia y trabaja sobre aspectos observables (físicos y espacialmente visibles”).
En realidad, estudia tanto fenómenos espacialmente delimitados como
interacciones entre el individuo y su entorno, siendo éstas últimas, obviamente, las más numerosas en la conducta humana. Hay lo que se llama “comportamiento
encubierto”: aquel que se puede “ver” indirectamente a través de aparatos de
registro fisiológico (p. ej. su nivel de ansiedad), o a través del autorreporte
verbal o textual del individuo (p. ej. su autoestima), o a través de la
síntesis conceptual que se hace de su desempeño efectivo en un período de tiempo (p. ej.
su inteligencia).
7. “El análisis conductual es una
forma de tratamiento psicológico de orden directivo y autoritario”. En
realidad, su manejo ofrece opciones de tratamiento tipo “tutoría” y
“consejería”. La tutoría se prefiere cuando la edad o el carácter del cliente y
de su problema se sujetan a una intervención instruccionalmente importante para
ser efectivas. Es decir, cuando se necesitan dar reglas claras o indicaciones
precisas para que se lleven a cabo puntualmente, dadas las carencias de
lenguaje o de comprensión del cliente. En cambio, si éste posee un rico
repertorio personal para conducirse de manera relativamente autónoma, la opción
será la consejería y el asesoramiento.
8. “El análisis conductual evalúa
la conducta sólo mediante registros de tasa de respuestas”. En realidad,
utiliza varios tipos de evaluación. Uno de ellos es el registro de conductas observables
(frecuencia, duración, latencia, muestra de tiempo, productos permanentes),
pero también apela al uso de autorregistros, escalas de actitud, listas de
chequeo, inventarios y cuestionarios, que dan cuenta de diversos planos de la
experiencia subjetiva humana.
9. “El análisis conductual tiene
connotaciones inhumanas“. En realidad, analiza y resuelve problemas que afectan
al individuo, al grupo, a la comunidad, al ecosistema y a las generaciones
futuras, tratando de entender el comportamiento humano y lo que lo mantiene. Su práctica sirve para mejorar la calidad de vida,
la salud física y la salud psicológica, probando técnicas eficientes de
modificación conductual a manera de herramienta de construcción para crear un
mundo mejor. Dispone, asimismo, de
organismos de regulación ética de sus aplicaciones, que permiten su ejercicio certificado,
competente y responsable.
10. “El análisis conductual es un paradigma superado y está obsoleto”. En realidad se mantiene estable si no está creciendo, como se ve no sólo a través de su diversificación teórica y tecnológica, sino a través de su inmensa producción académica. Los libros que tratan de temas conductuales desde alguna de sus variantes, o que se ocupan de temas especializados desde las mismas, o que constituyen manuales de consulta sobre tratamiento de trastornos o problemas psicológicos, se publican o se reeditan cada año, sirviendo a toda la comunidad. Incluso podría decirse que brindan métodos y técnicas a colegas de otras corrientes paradigmáticas que, en sí mismas, carecen de una tecnología propia y terminan valiéndose de la conductual (a veces cambiándole de nombre) para operativizar sus presupuestos aplicativos.
3 comentarios:
muy bueno el articulo Dr.
Estimado profesor
en la aplicacion del analisis conductual por parte del terapeuta en sesiones de terapia cuales serian las mejores estrategias para establecer una adecuada adhesion al tratamiento por parte del paciente y si nos pudiera recomendar articulos relacionados .
muchas gracias
juan carlos arevalo
Juan Carlos, por el momento n tengo tiempo para abordar dicho tema, pero se pueden encontrar muchas sugerencias al respecto en libros como estos:
Hersen, M. y Last, C. (1993). Manual de casos de terapia conductual. Bilbao: Descleé de Brouwer.
Espada, J. P. y cols. (2010) Terapia psicológica: Casos prácticos. Madrid: Pirámide.
Labrador, F. (2011). Situaciones difíciles en terapia. Madrid: Pirámide.
Olivares, J. y cols. (2010). El ejercicio de la psicología aplicada. Madrid: Pirámide.
Haynes, S. y cols. (2011). Cómo elegir el mejor tratamiento psicológico: Formulación de casos clínicos en terapia del comportamiento. Madrid: Pirámide.
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