Las relaciones de un individuo con su entorno constituyen un campo complejo en el cual hay que determinar las diferentes influencias contextuales y su interacción entre sí, en un continuo molar-molecular. La categoría de contingencia es la unidad de análisis que en teoría de la conducta se utiliza para dimensionar dicho campo, y por ello ha sido elaborada con cierto detalle por conocidas formulaciones como las de Kanfer (ecuación E-O-R-K-C), de Kantor (segmento conductual), de Ribes (macro y microcontingencia), de Glenn (metacontingencia), de Sidman (contingencia de múltiples términos) y de Barker (escenario conductual), entre otros. Sin embargo, parece que hasta ahora esas formulaciones han sido insuficientes para describir con cabal pormenor algunas de las características del ambiente. En este sentido, creo que la propuesta denominada “bioecológica” de Bronfenbrenner puede aportar algo positivo y debería ser considerada, al menos como complementaria, en la explicitación parcial del campo sistémico llamado contingencia.
El esquema siguiente, extraído de un libro, muestra los méritos de dicha aproximación:
Como se ve, hay cinco niveles (macrosistema, exosistema, mesosistema, microsistema y cronosistema) inclusivos y a la vez interactuantes. El microsistema es el nivel inmediato en el cual se desarrolla la persona, el mesosistema involucra interrelaciones de dos o más entornos en los que un individuo en desarrollo participa activamente, el exosistema se integra de contextos más amplios que no incluyen a la persona como sujeto activo, y, por fin, el macrosistema está configurado por la cultura y la subcultura en la que se desenvuelve la persona y todos los individuos de su sociedad.Todo eso tiene lugar en un cronosistema dado por los estados procesuales de la existencia temporal.
Ciertamente la contingencia también es un sistema, y podría identificarse incluso con lo que en teoría sistémica se ha bautizado como “holon”, o sea una totalidad con características estructurales que a su vez puede formar parte de otra totalidad más grande. La contingencia, al ser una unidad de análisis conceptual, puede dimensionarse mediante construcciones de diverso tamaño (molar o molecular) y por tanto con más o menos componentes.
Este es un ejemplo de cómo se pueden rescatar, “traducir”, complementar o equiparar conceptos provenientes de distintas tradiciones, pero con un mismo objetivo: describir y explicar con mayor detalle y efectividad las relaciones de un individuo con su entorno.
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