Desde una posición de integración conductual, como la que es auspiciada por este edublogger, en la revista electrónica N° 21 del Centro de Terapia Cognitivo-Conductual y Ciencias del Comportamiento (CETECIC) ha salido publicado este artículo que considero de gran valor, porque es el primero que discute más o menos detalladamente algunas de las inexactitudes o distorsiones en que la propaganda anticonductista (principalmente representada por la insistente labor tergiversadora y militantemente "cognitiva" de G. A. Miller, H. Gardner y N. Chomsky), se ha apoyado durante años. Por ello considero indispensable difundirlo.
El escrito, titulado El Mito de la “Revolución” Cognitiva, es anónimo, por ello pongo como autor al propio CETECIC, extrayendo para el enlace un fragmento que alude a la importancia académica y profesional de hacer aclaraciones como éstas:
"Las críticas erradas hacia los aportes del conductismo en áreas de
investigación y áreas aplicadas, genera un efecto negativo en la
formación de los psicólogos. Al menos en nuestro país, muchos
estudiantes, graduados y profesionales en psicología, no acceden al
conocimiento de los principios del aprendizaje asociativo y las técnicas
de modificación conductual derivados de los mismos a raíz de
considerar al conductismo como “estrecho o simplista” y como un
paradigma precario y superficial, que ha sido superado por los modelos
mentalistas.
Las historizaciones parciales no son inocuas: afectan a los
contenidos de los planes de estudio y alejan “a priori” a los
estudiantes y graduados de la enorme riqueza y complejidad del paradigma
conductual; se refuta a las teorías y técnicas del aprendizaje
asociativo a partir de modas o pseudorevoluciones, sin haber leído sobre
las mismas". (VER ARTÍCULO COMPLETO)
Esto puede ser complementado con otra entrada que tiene el mismo título en el presente edublog, colgada en junio de 2012 (*).
PD.- Reabro la entrada para aclarar brevemente que no es que yo comparta por entero la postura teórica integracionista de CETECIC. Personalmente no creo en membretes "cognitivo-conductuales", porque condidero que los repertorios "cognitivos" son una SUBCLASE de repertorios de conducta, en tanto obedecen de manera específica -como cualquier otro comportamiento-, a leyes del aprendizaje, y además muchas veces constituyen sólo generalizaciones metafóricas (o abstracciones) de procesos conductuales complejos. No están, por tanto, al mismo nivel categorial. No creo, en este sentido, que convenga identificar la "conducta" simplemente con morfología física ("observable"), ni con simple "acción del organismo", mientras que al resto del comportamiento (supuestamente "no observable"), especialmente lingüístico o sensorial-imaginativo se le identifica como "cognición"; porque eso produce confusiones dualistas como las que aprovecharon Miller, Gardner, Mahoney y los autores constructivistas para introducir sus sesgos interpretativos. Creo que la solución al problema es recalcar que la conducta es INTERACCIÓN explícita o implícita con un entorno, y esa interaccion HISTÓRICAMENTE CONSTRUIDA puede mostrar al observador morfologías sensorial-motoras, emotivo-fisiologícas o lingüístico-cognitivas en relación indisoluble con distintos contextos situacionales. En tal sentido, es siempre (directa o indirectamente) observable.
PD.- Reabro la entrada para aclarar brevemente que no es que yo comparta por entero la postura teórica integracionista de CETECIC. Personalmente no creo en membretes "cognitivo-conductuales", porque condidero que los repertorios "cognitivos" son una SUBCLASE de repertorios de conducta, en tanto obedecen de manera específica -como cualquier otro comportamiento-, a leyes del aprendizaje, y además muchas veces constituyen sólo generalizaciones metafóricas (o abstracciones) de procesos conductuales complejos. No están, por tanto, al mismo nivel categorial. No creo, en este sentido, que convenga identificar la "conducta" simplemente con morfología física ("observable"), ni con simple "acción del organismo", mientras que al resto del comportamiento (supuestamente "no observable"), especialmente lingüístico o sensorial-imaginativo se le identifica como "cognición"; porque eso produce confusiones dualistas como las que aprovecharon Miller, Gardner, Mahoney y los autores constructivistas para introducir sus sesgos interpretativos. Creo que la solución al problema es recalcar que la conducta es INTERACCIÓN explícita o implícita con un entorno, y esa interaccion HISTÓRICAMENTE CONSTRUIDA puede mostrar al observador morfologías sensorial-motoras, emotivo-fisiologícas o lingüístico-cognitivas en relación indisoluble con distintos contextos situacionales. En tal sentido, es siempre (directa o indirectamente) observable.
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