sábado, 21 de febrero de 2009

¿LA COGNICIÓN ES CONDUCTA? ¡PUES CLARO!

Hace un buen manojo de años y experiencias fui testigo de una presentación al Dr. Vicente Caballo en una de sus disertaciones magistrales. El estaba por entonces de visita en Perú y en el Auditorio de la vieja Facultad de Psicología en la Universidad de San Marcos. Quien lo presentó lo anunció como un psicólogo “cognitivo-conductual”, cosa que el Dr. Caballo se apresuró a rectificar en su alocución, aclarando que sólo se consideraba “conductual”. Cuando terminó, y tras las preguntas de rigor sobre aspectos eminentemente prácticos, fue despedido por el mismo presentador comenzando con estas palabras: “Agradecemos la participación del Dr. Caballo, psicólogo cognitivo-conductual que nos ha brindado su…”
Es que en la conferencia Caballo se había referido varias veces a aspectos cognitivos del comportamiento, y al parecer, para una mentalidad anclada en el axioma de que la cognición y la conducta son “objetos” distintos, era inconcebible que un psicólogo simplemente “conductual” como Don Vicente pudiera hablar de fenómenos “psíquicos”.
Así es como el diálogo de sordos se establece sobre la base de dogmas y prejuicios. Como en el habla vulgar la “conducta” o “comportamiento” se ha identificado con la acción física y observable de manera discreta (a pesar de que el diccionario de la lengua no lo define así), no cabe para alguien educado en forma tradicional que algo tan abstracto como la “cognición” pueda caber allí, si no es a manera de proceso interno inspirador de la externalidad.
Pero la cognición también es conducta, sí señor.
Conducta o comportamiento es, en sentido lato, conducirse o comportarse. En suma, un proceso en el tiempo y el espacio que puede mostrar diversas facetas, algunas directamente observables y otras implícitas (eso no es privativo de la conducta, muchos fenómenos naturales tienen las mismas características). El comportamiento connota relaciones entre variables organísmicas y ambientales, de modo que actuar, pensar, hablar, sentir e inteligir forman parte de tales relaciones en un entramado complejo. El análisis exhaustivo de cualquiera de esos episodios denota siempre un agente (la persona y su equipo biológico) y un contexto (el entorno real, percibido o imaginado), donde los sistemas de respuesta sensorial-motor, emotivo-motivacional y lingüístico-cognoscitivo pueden distinguirse desde el punto de vista didáctico, pero centrarse en alguno de ellos como si fuera excluyente de los demás es un grave error.
En consecuencia ¿es posible hablar de “psicología cognitiva”? Sí, pero teniendo claro que se trata de un sub-conjunto o sub-sistema de respuestas conductuales que involucra el uso de determinados órganos y competencias no presentes, o sustancialmente no importantes, en otro tipo de interacción. También con la misma cautela se podría hablar de “psicología afectiva” o “psicología motora”, si fuera el caso en diferente nivel de análisis.
¿Por qué, pues, tanta confusión con este problema? La respuesta de primera impresión creo que nos remitiría al principio de este post, una especie de “escotoma psíquico” (permítaseme la metáfora para resumir los mecanismos de condicionamiento) que rechaza a priori cualquier “violación” al esquema dualista previamente fijado, que es, en este caso, partir de que lo “conductual” es sólo una manifestación física y externa de "lo que llevamos adentro". Claro que lo que acabo de decir en términos de fácil comunicación sería la prueba fehaciente para un psicólogo de los llamados cognitivos de que sí existe la oposición cognitivo-conductual desde que aludí algo “psíquico” que “causa” lo que se ve. 
Pero se puede argüír a eso que el lenguaje no crea la realidad sino la interpreta con las herramientas que tiene a mano. Esto nos lleva a reflexionar más allá de la primera impresión, a saber, que el lenguaje coloquial o modo de referir los acontecimientos es el que hace aparecer la confusión dualista. Por eso hay que ir no al análisis de las palabras que describen nuestras prácticas (característica de la psicología folclórica o de sentido común), sino al de las prácticas mismas. En términos operativos, eso significa atenerse al suelo de observación, establecer anclaje empírico entre el constructo y el hecho, y utilizar un lenguaje técnico para describir sus relaciones. Justamente lo que ya ha hecho el análisis conductual, salvo mejor parecer...
Post Scriptum
He vuelto a abrir esta entrada para añadir algunas cosas. Recibí el correo privado de un amigo y colega que se considera cognitivo, y me dice entre otras cosas que para él la cognición sí es algo diferente a la conducta, pues se rige por leyes propias. Me cita concretamente la lógica, el procesamiento de información y los principios de la gestalt.
Esos ejemplos no me parecen concluyentes. Se sabe, por ejemplo, que los principios gestálticos responden a procesos de condicionamiento de los cuales el "cierre visual" viene a ser un caso de tipo respondiente. Sería bueno que alguien dijera también (mi amigo no lo puede explicar) de qué manera las operaciones envueltas en el llamado procesamiento de información (codificar, comparar, localizar, almacenar, etc.) difieren del funcionamiento de las leyes conductuales. Por último, si aceptamos que la lógica no crea la naturaleza sino que procede de ella, no podemos sino afirmar que la representación lógica de los acontecimientos depende de sus mecanismos naturales. El aserto "Si p entonces q" no significa algo aislado del mundo, sino todo lo contrario: una representación simbólica de algo que ocurre en el mundo, y por tanto se supedita a las leyes que, en el caso de los organismos, no pueden ser otras que las leyes de la conducta, salvo que creamos en fantasmas...
Lo que el cognitivo promedio cree identificar como conducta es, en términos técnicos, sólo lo que un conductista llama "topografía de la conducta"; o sea movimientos o desplazamientos percibibles físicamente como lo que alguien dice o hace. Pero ese es sólo un parámetro. La conducta en su totalidad es mucho más que eso, involucra aspectos contextuales e históricos además de organísmicos.

8 comentarios:

Yoriento.com dijo...

Hola William, qué buena reflexión. La cognición es conducta, claro que sí¡ Además, qué otra cosa podria ser si no? ;-)

Ricardo Matias Fuentes dijo...

Excelente articulo, la verdad que me hizo reflexionar.
Felicitaciones por escribir, aunque recien conozco el blog...No habia pensado en que la cognicion podria ser una conducta.

William Montgomery dijo...

Gracias por el refuerzo amigos.
Este tema da para más, sin duda alguna...

Lucho dijo...

Saludos.

Será que hace algún tiempo leí varios artículos suyos que éste se me hace como "ya leído."

Me imagino que, naturalmente, tanta incomprensión lo subleva.

FREDRIK dijo...

Algunos manifiestan que sostener actualmente un repudio al dualismo implica un rechazo filosófico inactual, trasnochado. Sostienen: "los hallazgos de la neurociencia y que la década del 90 fuera la 'década del cerebro' demuestran que no se puede hablar ya de un mundo misterioso de la mente". Dos cosas puedo decir al respecto: (1) se están confundiendo niveles de análisis y (2) la comunidad científica psicológica muchas veces tiene los mismos problemas que los legos en tales asuntos. Rechazar el esquema dualista es necesario y sumamente actual.

Anónimo dijo...

Hola, he encontrado su blog por un enlace de otra página. Le felicito por la calidad de sus artículos. Aunque me muevo desde varias perspectiva en mi practica clínica (cognitiva, multimodal de Lazarus, adleriana y conductista-PAF de una manera digamos integradora (a mi manera) y "moldeado" por mi experiencia...reconozco que su web me ha llamado la atención agradablemente.
Juan Jose.
Webs:
1-http://www.cop.es/colegiados/GR00724/Juan.htm
2-http://www.cop.es/colegiados/GR00724/adler/ADLER.html
!espero que no disparen contra mi integración! (emulando el título de Eysenck: No disparen contra el conductista).
Un cordial saludo

Anónimo dijo...

Creo que en realidad mi linea integradora está mas cerca del conductismo de Tolman que del de Skinner. Ojo, el conductismo de Tolman también se ha entendido mal como mentalismo sin serlo. Para Tolman la conducta molar es intencional como una de sus propiedades intrinsecas. es decir hay muchos conductismos, incluso entre los conductismos no mentalistas.
Juan José (el del mensaje anterior)

William Montgomery dijo...

Bienvenida la integración, estimado J.J., aunque veo el asunto más realista por el lado de Staats. Efectivamente, hay muchos conductismos y todos tienen algo que aportar. En la introducción a uno de mis libros digo textualmente:
"Entiendo por quehacer conductista en general todos aquellos procedimientos y productos que las teorías, metodologías y tecnologías de dicha corriente han generado a lo largo de un largo período histórico, desde las primeras formulaciones de Watson, el “conexionismo” de Thordnike, el “nervismo” pavloviano y el “conductismo social” de Mead; pasando por el llamado neoconductismo (“formal” de Hull, “asociacionista” de Guthrie, “radical” de Skinner, “cognitivo” de Tolman), y algunas otras variantes (“semántico” de Osgood, “analítico” de Miller, “factorial” de Eysenck, “neural” de Hebb, “interconductual” de Kantor), hasta las actuales (“de campo integrado” de Ribes, “psicológico” de Staats, “contextualista” de Hayes, “sociocognitivo” de Bandura, “racional emotivo” de Ellis, “intencionista” de Rachlin, etc.). Por encima del parecer común no creo que estos conductismos sean mayoritariamente incompatibles unos con otros, aunque todavía esté pendiente la magna tarea de puntualizar sus coincidencias y articularlas de modo paradigmático".
No obstante, hay que estar conscientes de que muchos conductistas se oponen explícitamente a esto, bajo el argumento a lo Kuhn de que las visiones paradigmáticas de cada enfoque parten de objetos distintos, inconmensurables, y de ahí desarrollan conceptos disímiles y hasta incompatibles.
Lo que sostengo respecto a eso es que tal cosa no es exclusiva de la psicología ni de la ciencia. Se produce en todo ámbito humano. En las familias, en la política, en el deporte, etc., siempre hay visiones distintas de los individuos y corrientes ideológicas que parten de percepciones diferentes. Ahora bien, ¿qué hacen ellos frente a ese hecho? ¿paralizarse? ¿aislarse? ¿rechazarse definitivamente? Nooo...
Lo que hacen es obvio: buscar puntos de coincidencia, discutir, traducir conceptos a idiomas intersubjetivos... en suma convivir con sus diferencias, pero reorganizando parcialmente sus propias visiones en consonancia con las de los otros, manteniéndose como interlocutores.
Justamente una de las críticas de la ciencia al postmodernismo irracionalista es su insistencia en la disgregación de todo, como si fuera algo deseable.

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