sábado, 7 de diciembre de 2013

El Mito de la Sustitución de Síntomas

Ciertamente, como Gregory Kimble advertía a principios de los 60s en “Condicionamiento y Aprendizaje”, hay varias similitudes entre los enfoques básicos psicoanalítico y conductual. Ambos parten de la suposición de que parte del comportamiento humano está determinado por circunstancias pasadas, igualmente el Principio del Placer freudiano y la Ley del Efecto muestran un parecido fundamental, y ciertos procesos psicodinámicos pueden representarse a través de los modelos experimentales de conflicto, de frustración-agresión y de trauma-castigo. Sin embargo, el asunto de la sustitución de síntomas no es una de las nociones compartidas ni siquiera como metáfora.
La hipótesis clínica de la “sustitución de síntomas” en el tratamiento psicoterapéutico, según la cual cuando se elimina uno surge otro, tiene base en la creencia psicodinámica —a veces aceptada por terapeutas de otras corrientes— de que hay una fuente de energía psíquica interna que se expresa de distintos modos. Pero ¿ocurre esa manera? Los ingenieros de conducta sugieren que hay explicaciones alternativas menos hipotéticas. Por ejemplo, se sabe a través de la investigación en teoría del aprendizaje que las personas adquirimos repertorios de respuestas para enfrentarnos al ambiente. Estas respuestas latentes, a su vez, están jerarquizadas respecto a su ocurrencia en función a una historia de evocación (a través del condicionamiento clásico) y de reforzamiento (a través del condicionamiento operante). ¿Qué sucede si mediante el reforzamiento diferencial (por ejemplo, durante una terapia) se cambia el orden en que la jerarquía está dispuesta? Es obvio que aparecerá la respuesta de ajuste o de desajuste más cercana en la jerarquía. ¿A este fenómeno se le puede llamar "sustitución de síntomas"? No es creible que sea el nombre más conveniente, primero porque no está sustentado en la misma hipótesis que lo generó; y segundo, porque tampoco tiene los mismos efectos, ya que la investigación demuestra que las respuestas "sustitutas" pueden ser  tanto adaptativas (en realidad son la mayoría) como inadaptativas. El fenómeno tiene más que ver con el proceso llamado "generalización de respuestas", ya que hay muchas pruebas de que, en contra de lo que predice la "sustitución de síntomas", los clientes atendidos con terapia conductual frecuentemente muestran también una mejora en otras conductas aparte de la tratada.
Hasta aquí, he elaborado este texto basándome en la información expuesta tanto por el citado libro de Kimble como por los de Jack Sandler y Robert Davidson (Psicopatología: Teoría del Aprendizaje, Investigación y Aplicaciones), y el de Albert Bandura (Principios de Modificación de Conducta). En adelante, citaré un pasaje del artículo "Sustitución de síntomas en terapia, ¿mito o realidad?" escrito por el colega Fabián Maero, de la página académica Psyciencia, quien, siguiendo lo especificado por la exhaustiva revisión de Warren Tryon: “Whatever happened to symptom substitution?” acerca del punto, realiza una síntesis de algunas investigaciones relevantes:
·         “Nurnberger y Hingtgen (1973) llevaron a cabo una extensa revisión bibliográfica en busca de pruebas de sustitución de síntomas que fuera consecuencia del tratamiento por desensibilización sistemática de las fobias y los estados de ansiedad, tratamientos conductuales de la enuresis nocturna, tartamudeo, tics, y la modificación de las ‘malas costumbres’ (p. 230). Estos autores concluyeron generosamente que la sustitución de síntomas ocurre raramente. Su generosidad respecto al ‘raramente’, consistió en contar como ‘sustitución de síntomas’, un caso en que la ansiedad regresó como resultado de un accidente ocho meses luego del tratamiento y un caso en donde hubo una recaída en los síntomas que fue luego tratada exitosamente. También incluyeron algunos casos de tratamiento quirúrgico de los pacientes con úlcera como prueba de sustitución de síntomas. Salvando esas excepciones, no pudieron encontrar evidencia alguna de sustitución de síntomas. También examinaron datos de seguimiento de 2.5 años para el tratamiento conductual de la enuresis nocturna y no encontraron evidencia de sustitución de síntomas. Tampoco se encontró evidencia de sustitución de síntomas para el tratamiento de la tartamudez utilizando un metrónomo, ni para el tratamiento de los tic, ni para el tratamiento conductual de los ‘malos hábitos’.”
·         “Speed ​​(1996) trató a 5 hombres y 5 mujeres con síntomas de trastorno de conversión, y trastornos de la marcha, utilizando terapia de conducta e investigó específicamente sustitución de síntomas. El funcionamiento normal de la marcha fue restaurado en los 10 pacientes en el momento del alta. El seguimiento promedio fue de 20 meses y varió entre 7 y 36 meses. Dos pacientes regresaron al uso parcial de silla de ruedas, pero ninguno de ellos desarrolló un trastorno diferente de ningún tipo”.
·         “Fuchs (1980) administró desensibilización imaginaria in vivo y asistida por hipnosis a 71 mujeres con vaginismo, que puede ser considerado psicodinámicamente como un trastorno de conversión, es decir, dolor físico durante las relaciones sexuales resultante de un conflicto inconsciente. Se obtuvieron buenos resultados en 16 de 18 mujeres que recibieron la desensibilización imaginaria y en 53 de las 54 que recibieron el tratamiento in vivo. El seguimiento de 2 a 5 años no reveló ninguna recaída ni sustitución de síntomas (la falta de respuesta al tratamiento en las otras mujeres no constituye una prueba de la sustitución de los síntomas)”.
·         “Wille (1994) trató 29 niños con enuresis nocturna primaria con el método de alarma (un tratamiento conductual para enuresis), o con medicación durante 12 semanas en un estudio a doble ciego con grupo de control. Ambos métodos fueron claramente eficaces y no fue encontrada ninguna sustitución de síntomas. Wille y Anveden (1995) informaron de los resultados de pruebas psicológicas para estos niños enuréticos durante y después de la terapia de conducta, y no se encontró ningún incremento en la psicopatología posterior al tratamiento”.
    Estos son sólo algunos de los datos recopilados recientemente. Hay muchos otros obtenidos antes de 1970, consignados en las publicaciones citadas de Kimble, Sandler/Davidson y Bandura. En suma, la hipótesis de “sustitución de síntomas” no es confirmada por la experiencia; constituyendo, más bien, en su esencia el indicio de fenómenos distintos cuya explicación científica tiene asidero en los principios experimentales del aprendizaje. La supervivencia de esta hipótesis, en realidad, está vinculada al mantenimiento dogmático de creencias puramente teóricas, alejadas de la investigación.

* Este tema se liga a la entrada: "Sobre el tratamiento conductual de la enuresis y la sustitución de síntomas".

viernes, 6 de diciembre de 2013

Entrevista Conductual Estructurada para Agentes de Policía

La entrevista de selección de personal es ineludible en cualquier organización, para evaluar las condiciones de los candidatos a puestos de trabajo. En la medida que el modelo de entrevista sea más preciso y conveniente para el tipo de evaluación requerida, obviamente sus resultados serán mejores. La entrevista conductual estructurada, por sus características concretas y objetivas (se hace a partir del análisis de puesto, con un estándar de valoración y con formación específica del entrevistador), es un buen instrumento para esta tarea. El artículo se ocupa de informarnos cómo desarrollar una entrevista conductual válida y confiable referente al campo de reclutamiento policial. 
Se incluye también un video de breve introducción motivadora sobre capacitación en entrevista conductual aplicada al área organizacional.

Diseño y valoración de una Entrevista Conductual Estructurada para la Selección de Agentes de la Policía Local 

Por Javier Sáez Lanas

RESUMEN

En este artículo se presenta un estudio de la validez predictiva de Entrevista Eonductual Estructurada en relación con tres medidas del criterio de Desempeño Laboral (desempeño de tarea, desempeño contextual y desempeño global), en una muestra de agentes de policía local. Se obtienen unos coeficientes de correlación altamente significativos, que apoyan la utilización de este modelo de entrevista, como herramienta válida y otente ara la selección de policía. (VER ARTÍCULO COMPLETO)

viernes, 15 de noviembre de 2013

Bases Filosóficas del Análisis de la Conducta

Excelente artículo de Enerio Rodríguez Arias sobre las influencias filosóficas generales que subyacen al conductismo radical. Capítulo tres del libro clásico "Análisis de la Conducta" de Paulo Speller (México: Trillas, 1979).

jueves, 14 de noviembre de 2013

Ciencia e Hipnosis

El Dr. Antonio Cápafons es un especialista en las técnicas de "hipnosis despierta", procedimientos de autorregulación conductual. En su conferencia, que consta de nueve partes de las cuales ésta es la primera, esclarece muchos puntos respecto al tema.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Estrategias de Manejo Conductual en Aula

Este es un buen material de apoyo para docentes, con sugerencias concretas para el manejo de aula.

Estrategias de Manejo Conductual en Aula

Por Macarena Barrera y Paulina Valencia

"En el aula interactúan estudiantes y docentes, con el fin de establecer procesos de enseñanza y aprendizaje de contenidos y valores de manera adecuada y eficaz. Cada profesor o profesora tiene expectativas y rutinas específicas para su clase, aunque se ciñen por el sistema que rige a toda la escuela.
Es en este contexto, donde elaborar y establecer pautas de manejo conductual en el aula se vuelve fundamental, para lograr responder a las demandas, responsabilidades y desafíos que plantea el salón de clases". (VER MANUAL COMPLETO)

jueves, 24 de octubre de 2013

Los Estilos De Enseñanza De Skinner y Kantor

En su autobiografía (tomo 3: “Cómo se forma un conductista”, Barcelona, Fontanella, p. 215), Skinner cuenta cómo un estudiante describió los estilos de enseñanza que utilizaban B.F. Skinner y J.R. Kantor cuando estaban en la Universidad de Indiana, citando textualmente lo que el alumno escribió: “Skinner acentuaba el reforzamiento positivo tanto en sus enseñanzas como en sus escritos. Si un alumno perdía el hilo del discurso al serle formulada una pregunta, Skinner moldeaba su conducta verbal haciéndola derivar por caminos más apropiados hasta que, a través del reforzamiento social de aproximaciones sucesivas, conseguía la conducta verbal correcta. Aun cuando Kantor se servía en ocasiones de las técnicas de control aversivas, la preponderancia era positiva. Cuando la tasa verbal de un alumno se aproximaba a cero y permanecía en cero o cerca de cero por espacio de algún tiempo, Kantor reconstruía las variables de la situación, volvía a presentar las series básicas de los segmentos de conducta y administraba un enérgico reforzamiento social”.

viernes, 13 de septiembre de 2013

El Surgimiento De La Filosofía Analítica

H. J. Glock es un conocido filósofo alemán que ha trabajado mayormente en la Universidad de Cambridge (Gran Bretaña). Ha publicado varios libros, entre ellos un "diccionario sobre Wittgenstein", y recientemente se le ha traducido ¿Qué es la Filosofía Analítica? (Madrid, Técnos, 2008/2012), una extensión muy erudita del primer capítulo de la obra que figura en la parte de abajo. Dado el peso que tiene la parte pragmática (el llamado "giro lingüístico") de la filosofía analítica en la fundamentación de la epistemología conductista, reporto este documento para los interesados en profundizarla.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Motivación Para La Seguridad Del Trabajo, Basada En La Conducta

Por D. Sannino y L. López-Mena

En los últimos años el interés de los especialistas en prevención por aumentar sus conocimientos en comportamiento hacia la seguridad de los trabajadores, ha experimentado un interesante crecimiento. Estos profesionales necesitan explicar de mejor forma las causas del comportamiento inseguro, porque a este comportamiento se le atribuye una importante responsabilidad en la ocurrencia de siniestros laborales. Convendrá indicar que la información disponible sobre los resultados obtenidos, al comparar diferentes estrategias de intervención con las intervenciones conductuales, respalda el interés mostrado por los prevencionistas por obtener mayores conocimientos sobre la conducta humana. (VER ARTÍCULO COMPLETO).

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Cómo Hacer Cosas Con Palabras, de J. L. Austin

J. L. Austin, insigne filósofo analítico, miembro de la Escuela de Oxford, disertó en varias conferencias sobre el modo en el que las palabras son utilizadas en el lenguaje coloquial, tratando de aclarar malentendidos categoriales. Sus eruditas conferencias fueron agrupadas y publicadas en este libro.

miércoles, 17 de julio de 2013

Estrés Postraumático en Niños y Adolescentes

El Dr. Enrique Echeburúa Odriozola es un reconocido psicólogo clínico de orientación conductual y catedrático investigador en el ambiente universitario hispano, autor de numerosos artículos especializados y obras de corte psicoterapéutico, tales como Abuso de Alcohol. Guía de intervenciónNuevas Fronteras en el Estudio del Juego Patológico, o Trastornos de Ansiedad en la Infancia y Adolescencia.  Aquí trata el tema de "Tratamiento psicológico del trastorno de estrés postraumático en niños y adolescentes".

miércoles, 10 de julio de 2013

Falsas Creencias y Realidades Sobre el Análisis Conductual

Existen muchas creencias míticas y malentendidos sobre el análisis conductual y sus aplicaciones. La mayoría originadas en “leyendas negras” de larga data, debidas a antipatías viscerales contra la “intrusión” científica en la psicología, o desconocimiento de las bases que sustentan tal  práctica. Aquí se enumeran algunas de ellas, tratando de aclarar la bruma que las rodea.

1. “El análisis conductual sólo sirve para personas menores de edad o sujetas a educación especial (retardos y minusvalías)”. En realidad, el análisis aplicado de la conducta se ha utilizado con eficacia para el tratamiento y solución de una multitud de problemas, entre los cuales se pueden señalar:
  • Ansiedades y fobias diversas, obsesiones compulsivas, estrés post-traumático.
  • Dependencias y abusos químicos (drogas, alcohol, vicios diversos).
  • Discordia marital y problemas familiares y de pareja en general.
  • Disfunciones sexuales (todo tipo), y parafilias.
  • Trastornos de personalidad (patologías paranoide, esquizoide, antisocial, histriónica, narcisista evitativa, dependiente, obsesiva-compulsiva, disfórmica, demencial, bordeline, etc.).
  • Depresión.
  • Estilo de vida, malos hábitos y consumo alimentario.
  • Problemas de salud (oncológicos, dolor, estreñimiento, disnea, miopía, etc.).
  • Problemas de aprendizaje y retardo en el desarrollo.
  • Déficits académicos y sociales.
  • Comportamiento ecológico.
  • Manejo pedagógico.
  • Comportamiento ciudadano.
  • Comportamiento organizacional.
  • Economía y mercadotecnia.
  • Gerontología.
  • Psicología forense y penal.
  • Gobernabilidad y diplomacia.
  • Psicología del deporte y rendimiento físico.
  • Manejo de emergencias.
  • Delincuencia juvenil.
  • Adiestramiento animal.
Esta tecnología es considerada, en su mayor parte, como la más efectiva de la disciplina, como lo demuestran las listas de tratamientos psicológicos empíricamente confirmados por los estudios de organizaciones oficiales americanas y europeas.

2. “El análisis conductual comprende una serie de procedimientos fríos y mecánicos“. En realidad, involucra una gama inmensa de técnicas que van desde las más “simples” hasta las más “complejas”. La tecnología es abundante y no se reduce sólo a refuerzos y castigos elementales. Esta comprende métodos de modificación de conducta, de exposición directa y en fantasía, de entrenamiento de habilidades, de reestructuración racional y de modificación de esquemas. Todas esas técnicas, independientemente de sus procedimientos, se deben aplicar con el “calor humano” suficiente para ser efectivas en cada caso que se trate. De hecho, lograr que el cliente lleve a cabo fuera de la consulta tareas de autorregistro, exposición a circunstancias desagradables y exhibición de habilidades recién adquiridas, requiere establecer una relación muy cercana y cálida con él por parte del analista.

3. “El análisis conductual no tiene una ligazón con los procedimientos de laboratorio“. En realidad, todas las técnicas conductuales han sido sugeridas directa o indirectamente por el análisis experimental del comportamiento. El hecho de que en algunos casos no esté totalmente claro el principio o ley de conducta que fundamenta un procedimiento, o esté aún bajo discusión, no invalida la acción científica de elaborar una hipótesis provisional sobre la cual opera. Además, un modelo teórico (a condición de ser parsimonioso) siempre acompaña a las operaciones prácticas.

4. “El análisis conductual carece de una teoría“. En realidad tiene muchas, pues hay diferentes enfoques teóricos que pasan por el conductismo radical, mediacional, paradigmático, de campo, molar, biológico, sociocognitivo, interpersonal, etc. Cada uno se distingue por enfatizar algunos aspectos metodológicos, de organización lógico-estructural o principios que suponen básicos en la determinación de la conducta humana. Incluso dentro de las grandes ramas mencionadas existen matices de interpretación, lo que lleva a conformar un universo de propuestas competidoras entre sí, enriqueciendo el análisis.

5. “El análisis conductual es antigestáltico y atomístico (estímulos y respuestas pequeñas)”. En realidad, las dimensiones del objeto de estudio y la metodología de trabajo pueden ser de orden molar y molecular. Son las necesidades del analista de la conducta las que determinan su opción por alguna de las dos modalidades, o por una mixta, de acuerdo con el problema que trata o investiga. Así, puede decidirse por operar con “instancias de respuesta” (ejecuciones puntuales), o con “clases de respuesta” (constelaciones de diverso tamaño) según los resultados que anticipe conseguir con cada uno de ellas. Igualmente puede optar por considerar como estímulo una señal específica, o una situación más global.

6. “El análisis conductual sólo estudia y trabaja sobre aspectos observables (físicos y espacialmente visibles”). En realidad, estudia tanto fenómenos espacialmente delimitados como interacciones entre el individuo y su entorno, siendo éstas últimas, obviamente, las más numerosas en la conducta humana. Hay lo que se llama “comportamiento encubierto”: aquel que se puede “ver” indirectamente a través de aparatos de registro fisiológico (p. ej. su nivel de ansiedad), o a través del autorreporte verbal o textual del individuo (p. ej. su autoestima), o a través de la síntesis conceptual que se hace de su desempeño efectivo en un período de tiempo (p. ej. su inteligencia).

7. “El análisis conductual es una forma de tratamiento psicológico de orden directivo y autoritario”. En realidad, su manejo ofrece opciones de tratamiento tipo “tutoría” y “consejería”. La tutoría se prefiere cuando la edad o el carácter del cliente y de su problema se sujetan a una intervención instruccionalmente importante para ser efectivas. Es decir, cuando se necesitan dar reglas claras o indicaciones precisas para que se lleven a cabo puntualmente, dadas las carencias de lenguaje o de comprensión del cliente. En cambio, si éste posee un rico repertorio personal para conducirse de manera relativamente autónoma, la opción será la consejería y el asesoramiento.

8. “El análisis conductual evalúa la conducta sólo mediante registros de tasa de respuestas”. En realidad, utiliza varios tipos de evaluación. Uno de ellos es  el registro de conductas observables (frecuencia, duración, latencia, muestra de tiempo, productos permanentes), pero también apela al uso de autorregistros, escalas de actitud, listas de chequeo, inventarios y cuestionarios, que dan cuenta de diversos planos de la experiencia subjetiva humana.

9. “El análisis conductual tiene connotaciones inhumanas“. En realidad, analiza y resuelve problemas que afectan al individuo, al grupo, a la comunidad, al ecosistema y a las generaciones futuras, tratando de entender el comportamiento humano y lo que lo mantiene. Su práctica sirve para mejorar la calidad de vida, la salud física y la salud psicológica, probando técnicas eficientes de modificación conductual a manera de herramienta de construcción para crear un mundo  mejor. Dispone, asimismo, de organismos de regulación ética de sus aplicaciones, que permiten su ejercicio certificado, competente y responsable.

10. “El análisis conductual es un paradigma superado y está obsoleto”. En realidad se mantiene estable si no está creciendo, como se ve no sólo a través de su diversificación teórica y tecnológica, sino a través de su inmensa producción académica. Los libros que tratan de temas conductuales desde alguna de sus variantes, o que se ocupan de temas especializados desde las mismas, o que constituyen manuales de consulta sobre tratamiento de trastornos o problemas psicológicos, se publican o se reeditan cada año, sirviendo a toda la comunidad. Incluso podría decirse que brindan métodos y técnicas a colegas de otras corrientes paradigmáticas que, en sí mismas, carecen de una tecnología propia y terminan valiéndose de la conductual (a veces cambiándole de nombre) para operativizar sus presupuestos aplicativos. 

domingo, 7 de julio de 2013

Terapia Conductual del Insomnio

Terapia conductual breve reduce insomnio en pacientes deprimidos

Por Will Boggs

Una terapia conductual breve reduce el insomnio en pacientes con depresión residual, revela un estudio realizado en Japón.
"Esperamos que este enfoque ayude a pacientes con depresión en remisión parcial e insomnio clínicamente significativo, aun luego de utilizar la farmacoterapia adecuada", dijo el doctor Norio Watanabe, de la Escuela de Graduados de Ciencias Médicas de la Universidad de la Ciudad de Nagoya.
Como publica Journal of Clinical Psychiatry, el equipo de Watanabe estudió la efectividad de la terapia conductual breve para tratar el insomnio en 37 pacientes con depresión residual e insomnio refractario bajo tratamiento habitual.
Los detalles del tratamiento figuran en el libro en inglés del coautor del estudio, doctor Michael L. Perlis, de la University of Pennsylvania.
Sus componentes son el diario del sueño, la educación en higiene del sueño, la restricción del descanso, el control del estímulo, los estudios de titulación durante el sueño y la prevención de las recaídas.
Según la Escala de Gravedad del Insomnio (ISI, por sus siglas en inglés) a las ocho semanas, que fue el primer resultado evaluado, la terapia conductual había dado mejor resultado (9,2 puntos en promedio) que el tratamiento estandarizado (15,9 puntos), aun tras controlar otros factores.
Además, los resultados según la Escala Pittsburgh de Calidad del Sueño y la efectividad del sueño mejoraron significativamente a las cuatro y ocho semanas de la aplicación de la terapia conductual que después del tratamiento estandarizado.
La mitad de los pacientes tratados con terapia conductual logró la remisión del insomnio a la octava semana, comparado con ninguno de los pacientes tratados como se hace habitualmente.
Y la mitad de los pacientes tratados conductualmente logró la remisión de la depresión en ese mismo período, comparado con apenas un paciente del grupo de control.
La terapia conductual mejoró también los resultados de la escala para medir la depresión GRID-Hamilton.
"Si un paciente sigue con depresión en remisión parcial e insomnio, se le puede sugerir una terapia conductual breve para tratar el insomnio. Son cuatro sesiones semanales de una hora", dijo Watanabe.

viernes, 28 de junio de 2013

Entrevista Al Presidente De ALAMOC Sobre El Próximo Congreso Mundial De Terapias Comportamentales Y Cognitivas En Lima-Perú

Un acontecimiento de suma importancia en julio de este año. El Dr Luis Pérez Flores es Presidente de la Asociación Latinoamericana de Modificación del Comportamiento (ALAMOC), y en esta oportunidad también es el organizador del Congreso Mundial 2013.

martes, 25 de junio de 2013

Debate Sobre La Psicología Positiva

Recientemente se ha producido un debate sobre una de las tendencias de la psicología contemporánea en los campos cognitivo y conductual: la "psicología positiva". Esta tendencia fue iniciada, como se sabe, por el antiguo experimentador del comportamiento M. Seligman, inicialmente muy comprometido con el estudio de ciertas psicopatologías (p. ej., el paradigma de la "desesperanza aprendida" vinculado a la depresión), y hoy más interesado en ver el aspecto "sano" de la conducta. humana. 
Aquí se seleccionan dos posturas representativas de dicho debate, a fin de mostrar ambos lados de la moneda: el fiscalizador y el defensor. Se deja al lector la posibilidad de juzgar con su propio criterio tras la lectura de los artículos.

LA PSICOLOGÍA POSITIVA:  MAGIA SIMPÁTICA

Marino Pérez-Álvarez

La Psicología Positiva (PsP) es probablemente el mayor movimiento dentro de la psicología en lo que va del siglo XXI. Sin embargo, a pesar de su enorme éxito y del atractivo que, sin duda, tienen sus temas estrella (felicidad, bienestar, optimismo), carece de bases científicas y filosóficas sobre las que pudiera sostenerse con solidez. Se empieza por señalar que la PsP tiene un origen más acorde con un movimiento religioso que con el desarrollo de una ciencia. Más importante, se argumenta que la PsP sufre de ciertas falacias como son una supuesta ecuación de la felicidad y el carácter inherentemente positivo de ciertas características psicológicas. Se argumenta, asimismo, que la eficacia atribuida a la PsP no cuadra con la evidencia disponible, con particular referencia al cáncer. En cuanto a la psicoterapia positiva para aumentar la felicidad y disminuir la depresión, no parece diferenciarse del placebo. Por más que la PsP exhibe el lado positivo, no deja de tener su lado negativo, como la división de la psicología, la tiranía de la actitud positiva y un optimismo sin escrúpulos. Con todo, la cuestión de fondo es que la felicidad no es un principio de la vida sobre el que pueda establecerse una ciencia, de acuerdo con el argumento filosófico final. (VER CONTENIDO COMPLETO)

LA PSICOLOGÍA POSITIVA Y SUS ENEMIGOS: UNA RÉPLICA EN BASE A LA EVIDENCIA CIENTÍFICA

Carmelo Vázquez

La Psicología Positiva ha sido objeto de ataques apasionados. Se ha cuestionado su novedad, su alcance científico, sus intenciones e incluso la honestidad de sus seguidores. Además, por extensión, se ha puesto en duda que la Psicología en su conjunto se ocupe de temas como el bienestar humano. En esta revisión ofrecemos una respuesta a algunas críticas desproporcionadas y efectuamos un repaso de la abrumadora evidencia existente derivada de la activa y sólida agenda de investigación que existe sobre las emociones y cogniciones positivas (p.ej.: optimismo) y su relación con la salud y el bienestar psicológico. La Psicología no puede estar de espaldas a un movimiento general creciente, en las ciencias sociales y en el ámbito de la discusión política y económica, que sitúa el bienestar psicológico como un foco legítimo de atención. En esa dirección, la Psicología Positiva está contribuyendo, con los conceptos y herramientas propios de la Psicología, a articular y apoyar una buena parte de la investigación y promoción de esos temas cruciales. Finalmente se plantea que, en base a un diálogo académico veraz y respetuoso, la Psicología ineludiblemente deberá integrar fluidamente el enfoque sobre el funcionamiento positivo para poder explicar de un modo más integrador la naturaleza humana. (VER CONTENIDO COMPLETO)

viernes, 24 de mayo de 2013

Entrevista a Marino Pérez Álvarez

La revista Temas de Psicoanálisis ha entrevistado en enero de 2013 al Dr. Marino Pérez Álvarez. He aquí el texto de la entrevista, que comienza con las siguientes palabras: 
"Psicólogo clínico y Catedrático de Psicología de la Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la Universidad de Oviedo, Marino Pérez Álvarez (Ese de Calleras, Tineo, Asturias, 1952) se ha definido como conductista radical. Pero su radicalidad, pensamos, va mucho más allá de su conductismo.  Como él mismo explica, su conductismo es radical porque su concepción del conductismo es filosófica y epistemológica, más que metodológica. No adapta el objeto de estudio al método; trata de adaptar el método al objeto de estudio. Y eso de manera total, radical: por eso no excluye las conductas internas –los eventos del mundo interno, subjetivo.  
También es radical porque pone la conducta en el centro de la terapia. Es lo que el individuo hace, o no hace, lo que permite salir de esa situación que es el trastorno. 
Como psicólogo conductista, Marino Pérez Álvarez rompe los tópicos al uso. Para el lector psicoanalista, el conductismo se hace interesante en sus libros, interesante y sorprendente. Para los que tenemos una concepción construccionista y dialéctica del psicoanálisis, que concibe la conducta como relación (Castilla del Pino) y ponemos la experiencia de la relación en el centro de la psicoterapia, es fácil conectar con la reflexión de Marino Pérez Álvarez. A veces cambiando el término de conducta por el de la relación, parece que decimos cosas parecidas". 
Para acceder al contenido completo, pulsar AQUÍ.

jueves, 16 de mayo de 2013

Ingeniería del Comportamiento Prosocial


La capacitación de grupos juveniles en conducta prosocial es una vía útil para avanzar en la solución del problema de la conducta juvenil antisocial, sin perjuicio de articular soluciones integrales en los planos socioeconómico, ideológico y cultural.
El concepto de conducta prosocial abarca "toda conducta social positiva con o sin motivación altruísta", y se vincula con el de conductas instrumentales de prevención de la conducta antisocial ―actividad infractora de reglas sociales (ataques, huídas de casa, robos, exhibiciones obscenas, etc.)―, en el sentido de "saber hacer" de acuerdo a las acepciones siguientes:
a) Saber qué se tiene que hacer, en qué circunstancias, cómo decirlo y cómo reconocerlo.
b) Saber cómo hacerlo, haberlo practicado o hecho antes.
c) Saber por qué se tiene que hacerlo o no, y reconocer si se tiende o no a hacerlo.
d) Saber cómo reconocer la oportunidad de hacerlo o no.
e) Saber hacer otras cosas en dicha circunstancia, o saber hacer lo mismo de otra  manera.
Tales competencias implican acciones de conocimiento, evitación, escape o afrontamiento de situaciones, personas u objetos que sean o puedan ser factores de riesgo. El esquema general se atiene al clásico planteamiento de que en las irregularidades hay déficit conductuales o conductas inapropiadas. Es decir, el individuo probablemente no adquirió los repertorios operantes para ajustarse a su medio (por ejemplo habilidades interpersonales, aproximativas, recreativas, etc.), o adquirió repertorios que impiden el desarrollo de los anteriores (excesos de aversividad, ansiedad, arrogancia, egoísmo u otros). 
El modelo más amplio de trabajo para conseguir mejoras conductuales proviene del aprendizaje estructurado, un método multipropósito que comienza por analizar los siguientes repertorios irregulares del individuo agresivo, y las formas de prevención o corrección pertinentes.
1. Interpretaciones que activan la cólera. Los actos violentos empiezan por la interpretación subjetiva que hace el agresor de ciertas claves situacionales, incrementándose sus niveles de activación (ira), lo cual impide la normal recepción de mensajes y predispone a la instrumentalización de respuestas agresivas. Se combate con base en el control autoinstruccional.
2. Activación afectiva elevada. Hay síntomas fisiológicos e tensión que acompañan la emisión agresiva: hiperventilación, cambios en el RPG, contracción de vasos sanguíneos, secreción de sustancias, etc. Ellos pueden contrarrestarse con la práctica de la respiración diafragmática, el aprendizaje de identificación de zonas corporales tensas y el enfrentamiento en relajación muscular autónoma.
3. Defectos en la comunicación y falta de conducta cooperativa. Los patrones o habilidades de comunicación juegan a favor del acto agresivo. No se desenvuelven correctamente las facultades de saber escuchar, reconocer mensajes conciliadores o actitudes positivas de la otra parte, ni tampoco las de expresar las propias peticiones o sentimientos sin hostilidad. Sirven aquí los adiestramientos en efectividad personal.
4. Manejo inadecuado de contingencias. O carencia de respuestas que discriminen aquellos eventos cuya presencia, ausencia o aversividad incrementen la propia o ajena conducta agresiva. El joven ignora cómo, dónde y cuándo "gratificar", "ignorar" o "sancionar" desempeños, de modo que aumente los apropiados y disminuya los inapropiados. El buen manejo de contingencias es aleccionable.
5. Deficiencias en habilidades prosociales. Ejecuciones deficientes en destrezas prosociales de tipo simple (presentarse, saludar, agradecer, preguntar), avanzado (pedir, instruir o seguir instrucciones, discutir), para manejar sentimientos (conocerlos y expresarlos, dar afecto, afrontar), autocontrolarse, manejar el estrés y planificar. Los entrenamientos en habilidades sociales tienen por objeto proporcionar los repertorios requeridos.
6. Deficiencias en valores prosociales. El entorno en que se mueve el individuo a veces no le permite ejecutar sus habilidades prosociales, puesto que prima el modelamiento agresivo y el refuerzo de elecciones comportamentales primariamente violentas para conseguir logros, ignorando los derechos ajenos. Esto exige una preparación moral que incluya saber cómo tomar decisiones y resolver problemas.
El proceso de entrenamiento de destrezas sociales incluye:
a) Identificar  áreas problemáticas y habilidades específicas en las que tiene dificultad el individuo.
b) Observar cuál es el método que emplea para manejarse en ellas.
c) Transformar los componentes (verbales y no verbales) de esas conductas en metas para alcanzarse progresivamente durante un lapso de ejercicio, primero en prácticas estructuradas y luego en situaciones naturales.
El desarrollo del autocontrol incluye labores que, en la idea de Nóvaco, requieren articular:
a) Información sobre los aspectos cognitivos, fisiológicos y motores de la ira.
b) Aautoinstrucciones para que  el  sujeto  las  emplee  en  situaciones  problema. 
c) Ejercicios  simulados  y  reales  de  tal empleo si se utiliza el modelo de Feindler, la técnica usada es la de los "cinco eslabones": 1) análisis de los estímulos desencadenantes de la ira, 2) identificación de signos o estados fisiológicos y kinestésicos que la acompañan, 3) auto-instrucciones para manejar la ira, 4) reductores o pautas de autocontrol cognitivo-fisiológico de la activación, y 5) autoevaluación del propio desempeño.
La educación moral incluye:
a) Toma de decisiones y resolución de problemas de manera no agresiva.
b) Enseñanza de respuestas de “consideración” por los demás y preocupación por sus problemas.
c) Ejercicios de ensayo conductual en situaciones de conflictos interpersonal, utilizando técnicas de negociación y contrato.
La dinámica se despliega partiendo de la discusión de casos que pongan énfasis en dilemas morales, procurando abarcar las categorías que señala Kohlberg para el desarrollo moral: convencional, o de ponerse en el lugar del otro y sentir la obligación de seguir reglas sociales, y postconvencional, o reconocer valores más allá de los formalismos (dignidad, democracia, justicia, valor de la vida, cultura, etc.).

domingo, 12 de mayo de 2013

El "Ambientalismo" Skinneriano


A menudo se caricaturiza la postura ambientalista ―en apariencia “ingenua”―, de Skinner (que no comparto plenamente). Sin embargo, él estaba muy consciente de las elecciones que podían hacerse para explicar la conducta, y, al  preferir la del control ambiental daba una razón pragmática para ello. Dice: “un análisis que recurre a las variables externas hace innecesario suponer la existencia de un agente interno causante y determinante. Son muchas las ventajas científicas de un análisis como éste, pero quizá las de tipo práctico sean aún más importantes. La idea tradicional acerca de lo que sucede cuando un individuo se autocontrola nunca ha tenido éxito como recurso educativo. Sirve de muy poco decirle a alguien que utilice su «voluntad» o su «autocontrol»”. En cambio, el análisis del control ambiental hace “posible enseñar ciertas técnicas importantes con la misma facilidad con que se enseña cualquier otro repertorio técnico. Debería, asimismo, mejorar los procedimientos a través de los cuales la sociedad mantiene fuerte la conducta de autocontrol”. (Skinner, 1953/1971; CIENCIA Y CONDUCTA HUMANA, Barcelona: Fontanella, p. 269)

viernes, 15 de febrero de 2013

¿Cómo Distinguir La Mejor Teoría Conductual?



La proliferación de teorías en psicología hace que su universo sea notablemente vasto y complicado. Dentro de cada uno de los paradigmas la ramificación a partir de los troncos originales también se diversifica, y el paradigma conductual no es una excepción.  Se hace, pues, necesario contar con una pauta de apreciación suficientemente buena como para saber discriminar cuáles de esas teorías ofrecen mejores perspectivas para la supervivencia y el desarrollo paradigmáticos.
Lo cierto es que, a falta de dicha pauta, se ve que las preferencias de las generaciones que van llegando a la psicología se orientan, por lo general, a donde las llevan una serie de condiciones no-académicas. Éstas pasan a nivel iberoamericano, por la influencia teórico-ideológica sesgada hacia ciertos enfoques de una mayoría de profesores o círculo amical; la poca disponibilidad de material traducido al español; las simpatías y antipatías personales hacia ciertas concepciones científicas sobre la naturaleza humana; las oportunidades laborales; la cantidad de esfuerzo que requiere comprender ciertos argumentos o datos; y a veces también, hay que decirlo, por la propaganda desplegada por quien sabe “atacar mejor” a los demás. Muy poco influyen, en cambio, las razones académicas: los sustentos lógicos,  epistemológicos y metodológicos y su confrontación con la realidad.
Un caso especialmente álgido dentro del conductismo tiene que ver con el prejuicio acerca de la “novedad” frente a la “antigüedad” de las ideas consideradas. Es un fenómeno cada vez más influyente que podría llamarse “gusto automático por la neotenia teórica”. Como se sabe, la “neotenia” es un fenómeno social que implica una preferencia ciega por todo lo que es nuevo o juvenil y desprecio por lo viejo o antiguo, sin importar otras consideraciones.
Así, en la teoría conductual se suele observar que, cuando algún enfoque pasa la barrera de cierta cantidad de años y sus expositores envejecen, automáticamente comienza a ser dejado de lado a favor de “nuevas olas”. La crítica al enfoque veterano lo juzga sin respeto como “obsoleto” o “incorrecto”, incluso atribuyéndole cosas que jamás sostuvo, o tergiversándolo. Sucedió, por ejemplo, con la teoría de Hull, a la cual se le endosaron una serie de falencias supuestamente superadas por el conductismo skinneriano. A éste le sucede también lo mismo actualmente, en la descalificación que sufre frente a los más recientes enfoques “sociocognitivo”, de “marco relacional”, “interconductista”, “molar” y “biológico”, entre otros. Ese podrá ser llamado “proceso natural de descarte o refinamiento teórico-paradigmático”, pero lo cierto es que un análisis detallado del asunto muestra extrema injusticia en las apreciaciones acerca del valor real de muchos asertos propuestos por teorías hoy consideradas “anacrónicas”, simplemente porque les bajó el clima de su popularidad. 
La vaguedad de la formulación de requisitos para juzgar una opción teórica se presta a interpretaciones diversas, lo que hace difícil aplicarlos como labor de “filtro” contra aquello que no se ajusta a sus parámetros. Una muestra ―extraída de uno de los mejores intentos por brindar un marco de apreciación (J. Feist y G. J. Feist, 2008. Teorías de la Personalidad. Madrid: McGraw Hill; pp. 8-11)―, aporta indicios interesantes, pero poco esclarecedores respecto a detalles. No obstante, puede servir de inicio. 

¿QUÉ HACE QUE UNA TEORÍA SEA ÚTIL?

Genera investigación 

Capacidad para generar y guiar nuevas investigaciones. Sin una teoría adecuada que indique el camino, muchos de los resultados recientes de la ciencia no se habrían descubierto. Una teoría útil generará dos tipos de investigación distintos: investigación descriptiva y comprobación de hipótesis. La investigación descriptiva, que puede ampliar una teoría ya existente, se ocupa de la medición, caracterización y clasificación de las unidades empleadas en la construcción de una teoría. Cuanto más útil es la teoría, más investigación genera; cuanto mayor es la cantidad de investigación descriptiva generada, más completa será la teoría.
El segundo tipo de investigación generado por una teoría útil, la comprobación de hipótesis, conlleva una verificación de su utilidad. Una teoría útil generará muchas hipótesis que, una vez comprobadas, se incorporarán a una base de datos que podría remodelar y ampliar la teoría. 

Es refutable 

Una teoría refutable debe ser lo suficientemente precisa como para inspirar investigación que pueda confirmar o no sus principios más importantes. Si una teoría es tan vaga e imprecisa que los resultados, tanto positivos como negativos, de la investigación se pueden interpretar como confirmaciones, esta teoría no es refutable y pierde su utilidad. La refutabilidad, no obstante, no es lo mismo que la falsedad: significa simplemente que los resultados negativos de las investigaciones refutarán la teoría y obligarán al teórico a descartarla o modificarla. La ciencia se distingue de la no ciencia por su capacidad para refutar ideas que no son comprobadas de manera empírica, aunque parezcan lógicas y racionales. Una teoría que puede explicarlo todo no explica nada. 

Organiza los datos 

Sin organización o clasificación, las conclusiones de la investigación quedarían aisladas y resultarían fútiles. Si los datos no están organizados en algún tipo de marco inteligible, los científicos carecen de una dirección clara a seguir en la búsqueda del conocimiento, no pueden formular preguntas inteligentes sin un marco teórico que organice la información y sin preguntas inteligentes, la investigación posterior queda restringida de manera drástica.
Una teoría de la personalidad útil debe ser capaz de integrar los conocimientos existentes sobre el comportamiento humano y el desarrollo de la personalidad y de ordenar la mayor cantidad de información posible en una clasificación coherente. Si una teoría de la personalidad no ofrece una explicación razonable de al menos algunos tipos de conducta, pierde su validez. 

Sirve como guía práctica 

Una teoría útil ofrece una estructura para encontrar muchas respuestas que sirvan como guía para la resolución de problemas cotidianos. Sin una teoría válida, los investigadores se perderían en la oscuridad de las técnicas de ensayo y error, con una orientación teórica sólida pueden trazar un plan de acción adecuada.
Este criterio también incluye la medida en que la teoría estimula el pensamiento y la acción en otras disciplinas, como el arte, la literatura, el derecho, la sociología, la filosofía, la religión, la enseñanza, la gestión empresarial y la psicoterapia. 

Tiene coherencia interna 

Una teoría útil no sólo debe ser coherente con otras teorías, sino también consigo misma. Una teoría que tiene coherencia interna es una teoría cuyos componentes son compatibles entre sí de manera lógica, los límites de su alcance están definidos con precisión y no ofrece explicaciones más allá de esos límites. Además, una teoría que tiene coherencia interna utiliza el lenguaje de manera congruente, es decir, se usa el mismo término para designar dos conceptos distintos, ni usa dos términos diferentes para referirse al mismo concepto.
Una teoría útil utilizará conceptos y términos que se hayan definido de manera clara y operacional. Una definición operacional es aquella que define unidades en términos de hechos observables y conductas mensurables. 

Es sencilla 

Cuando dos teorías son compatibles en cuanto a su capacidad para generar investigación, ser refutables, dar significado a los datos, guiar al investigador y tener coherencia interna, se da preferencia a la más sencilla de las dos. Esta es la ley de la simplicidad. De hecho, dos teorías nunca coinciden exactamente en los otros criterios pero, en general, las teorías sencillas y simples son más útiles que las teorías que usan conceptos complicados y un lenguaje enrevesado.
Para construir una teoría de la personalidad, los psicólogos deben empezar a una escala limitada y evitar generalizaciones amplias que intenten explicar todo el comportamiento humano. 

CONCLUSION 

Elaborar una guía detallada que ofrezca pautas para juzgar aportes teóricos es urgente. Ésta debe centrarse en los sustentos lógicos,  epistemológicos y metodológicos, y la subsecuente confrontación con la realidad; con el fin de no caer en recurrentes vicios “neoténicos” que, desde hace muchos años, vienen sincopando el desarrollo uniforme y unificador de la teoría conductual.

sábado, 12 de enero de 2013

¿Puede Levantarse La Verdadera Terapia Conductual, Por Favor?


En la primera imagen adjunta, extraída de la página online del conocido fotógrafo y psicólogo Michael Fenichel, se ve una de tantas reuniones llevadas a cabo en las convenciones de la American Psychological Association (en este caso 2002), donde los Drs. Arnold Lazarus, Arthur Staats, Judith Beck y Thomas Lynch (en representación de Martha Linehan) comparten mesa. Al fondo está el coordinador Ciryl Franks y en el podio habla Carole Rayburn. Aunque no se ven en la foto, al otro lado de la mesa estaban Albert Ellis y Steven Hayes. Todos terapeutas conductuales de gran renombre, pero de variantes diferentes y con grandes desacuerdos mutuos. El título de la Mesa Redonda fue muy sugerente: “¿Puede levantarse la verdadera terapia conductual, por favor?”.
C. Rayburn, C. Franks, A. Lazarus, A. Staats, J. Beck, T. Lynch
La irónica denominación del evento ofrece un fondo de verdad. Ellis equivale a decir "Terapia Racional Emotiva Conductual", Hayes patrocina la "Terapia de Aceptación y Compromiso", Lazarus rompe lanzas por una "Terapia Multimodal", así como Staats se bate por la "Terapia Paradigmática", Beck pone lo suyo en la "Terapia Cognitiva" y Linehan en la "Terapia Dialéctica Conductual". Y no son todas, faltan varias más. En suma, la tecnología conductual tiene múltiples manifestaciones. Para entender esto, se hace necesario hacer un recorrido por su devenir y significación. 
Se considera, generalmente, que su trayectoria histórica pasa hasta hoy por cuatro etapas:
1) Antecedentes (1896-1938) vinculados a los principios del condicionamiento clásico, con aplicaciones de tipo exposición gradual y estímulo señal (Pavlov, Watson, Cover-Jones).
2) Surgimiento (1938-1958), al amparo de las teorías del aprendizaje, en tres grandes centros de desarrollo: a) EEUU, con la traducción psicoterapéutica conductual de fenómenos psicoanalíticos (Miller), y las investigaciones sobre aplicaciones operantes (Skinner y Lindsey), b) Sudáfrica, con el tratamiento por inhibición recíproca (Wolpe, Lazarus), y c) Inglaterra, con la experimentación clínica en el Hospital Maudsley (Eysenck, Franks).
Joseph Wolpe
3) Consolidación (1958-1970), aplícándose a diferentes áreas de la psicología y desarrollando nuevas técnicas, a la vez que sistematizando el campo de acción (Bandura, Staats, Kanfer, Mischel).
4) Expansión (1970 a la fecha), con énfasis en lo “cognitivo” adoptando tres tendencias: a) “continuista”, que proviene de un desarrollo natural de la etapa de consolidación que desemboca desde el modelo ambientalista de autocontrol en procesos encubiertos presididos por similares principios de condicionamiento que los manifiestos (Cautela, Azrin); b) “rupturista”, que considera la cognición como un terreno separado de la conducta y primordialmente influyente sobre ésta (Mahoney, D’Zurilla, Meichembaum), lo que permite el acercamiento de modelos alternos como el de la reestructuración cognitiva (Beck, Ellis); y c) “interactivo-integrativo” (Kanfer, Goldfried, Staats, Bandura), que adopta criterios de equilibrio parsimonioso y de integración pragmática entre las dos primeras tendencias.
En total, se cree que hay cuatro fuentes primigenias de todas estas variantes: a) la conductista radical, b) la conductista mediacional, c) el aprendizaje social, y d) la conductual-cognitiva (que va desde los modelos tradicionales hasta el extremo de una visión clínica-constructivista). 
Aaron Beck y Albert Ellis
Lo cierto es que la expansión en estas fuentes no se detiene, y se puede decir que dentro de cada una de ellas ha habido más desarrollos tecnológicos, e incluso teóricos, que las enriquecen más que debilitarlas. Buenos ejemplos de ello son, por un lado, las terapias contextualistas (Hayes, Kohlemberg, Linehan) vinculadas al conductismo radical (entre las cuales de alguna manera quizá podría incluirse el análisis contingencial de Ribes), y, por otro, las terapias postracionalistas vinculadas a las opciones cognitivas rupturistas (Guidano, Young, Zafran*). No obstante sus diferencias, puede decirse también que siguen compartiendo, parcialmente, intereses y métodos comunes (algunos de ellos los he reseñado en esta misma página, en la columna izquierda que va titulada “Conductismo”).}
Steven Hayes
A esta diversidad tan grande, difícil de dimensionar en términos simplistas, se debe que los que no leen o han tenido malos maestros en análisis conductual, suelan confundir muchos de los desarrollos actuales de la tecnología behaviorista como absolutamente ajenos o contradictorios a su enfoque, dado que el estereotipo conceptual de “conductismo”, de “terapia conductual” o de “modificación de conducta” que algunas fuentes difunden es muy rígido, limitado y hasta caricaturesco. Esta imagen es propagada incluso por simpatizantes de variantes conductuales o cognitivas rupturistas que, a veces, parecerían haberse “informado” más de “conductismo” a través de lo que dicen los enemigos de éste, que de la historia del paradigma y de su propio manejo teórico y entrenamiento.

APA 2005: N. Azrin, A. Staats, G. Davison, A. Lazarus
La respuesta a la cuestión planteada en la mesa redonda es: “No hay (todavía) una terapia conductual, sino varias”. Lo que hay es una competencia de variantes cuyo único árbitro definitivo será la mayor eficacia en términos de resultados, y, por supuesto, de congruencia con los principios básicos (que no necesariamente pasa por una recategorización teórica). Eso debe tenerse en cuenta para el futuro, si no queremos más confusión y disgregación. 
Por cierto, en 1980 se creó una sociedad conjunta gracias al dinamismo del Dr. Ciryk Franks que, con el tiempo, se terminó llamando Association for Behavioral and Cognitive Therapies.

* El caso de Zafran es particular. Recientemente él ha aclarado que su influencia "cognitiva" fue puramente incidental, ya que siempre se sintió atraido por el psicoanálisis y otras corrientes.

¿EN QUÉ PARTE DEL ESPECTRO IDEOPOLÍTICO SE PODRÍA UBICAR A SKINNER? UN ANÁLISIS CONCEPTUAL

¿EN QUÉ PARTE DEL ESPECTRO IDEOPOLÍTICO SE PODRÍA UBICAR A SKINNER? UN ANÁLISIS CONCEPTUAL William Montgomery Urday En este artículo se abo...