sábado, 12 de enero de 2013

¿Puede Levantarse La Verdadera Terapia Conductual, Por Favor?


En la primera imagen adjunta, extraída de la página online del conocido fotógrafo y psicólogo Michael Fenichel, se ve una de tantas reuniones llevadas a cabo en las convenciones de la American Psychological Association (en este caso 2002), donde los Drs. Arnold Lazarus, Arthur Staats, Judith Beck y Thomas Lynch (en representación de Martha Linehan) comparten mesa. Al fondo está el coordinador Ciryl Franks y en el podio habla Carole Rayburn. Aunque no se ven en la foto, al otro lado de la mesa estaban Albert Ellis y Steven Hayes. Todos terapeutas conductuales de gran renombre, pero de variantes diferentes y con grandes desacuerdos mutuos. El título de la Mesa Redonda fue muy sugerente: “¿Puede levantarse la verdadera terapia conductual, por favor?”.
C. Rayburn, C. Franks, A. Lazarus, A. Staats, J. Beck, T. Lynch
La irónica denominación del evento ofrece un fondo de verdad. Ellis equivale a decir "Terapia Racional Emotiva Conductual", Hayes patrocina la "Terapia de Aceptación y Compromiso", Lazarus rompe lanzas por una "Terapia Multimodal", así como Staats se bate por la "Terapia Paradigmática", Beck pone lo suyo en la "Terapia Cognitiva" y Linehan en la "Terapia Dialéctica Conductual". Y no son todas, faltan varias más. En suma, la tecnología conductual tiene múltiples manifestaciones. Para entender esto, se hace necesario hacer un recorrido por su devenir y significación. 
Se considera, generalmente, que su trayectoria histórica pasa hasta hoy por cuatro etapas:
1) Antecedentes (1896-1938) vinculados a los principios del condicionamiento clásico, con aplicaciones de tipo exposición gradual y estímulo señal (Pavlov, Watson, Cover-Jones).
2) Surgimiento (1938-1958), al amparo de las teorías del aprendizaje, en tres grandes centros de desarrollo: a) EEUU, con la traducción psicoterapéutica conductual de fenómenos psicoanalíticos (Miller), y las investigaciones sobre aplicaciones operantes (Skinner y Lindsey), b) Sudáfrica, con el tratamiento por inhibición recíproca (Wolpe, Lazarus), y c) Inglaterra, con la experimentación clínica en el Hospital Maudsley (Eysenck, Franks).
Joseph Wolpe
3) Consolidación (1958-1970), aplícándose a diferentes áreas de la psicología y desarrollando nuevas técnicas, a la vez que sistematizando el campo de acción (Bandura, Staats, Kanfer, Mischel).
4) Expansión (1970 a la fecha), con énfasis en lo “cognitivo” adoptando tres tendencias: a) “continuista”, que proviene de un desarrollo natural de la etapa de consolidación que desemboca desde el modelo ambientalista de autocontrol en procesos encubiertos presididos por similares principios de condicionamiento que los manifiestos (Cautela, Azrin); b) “rupturista”, que considera la cognición como un terreno separado de la conducta y primordialmente influyente sobre ésta (Mahoney, D’Zurilla, Meichembaum), lo que permite el acercamiento de modelos alternos como el de la reestructuración cognitiva (Beck, Ellis); y c) “interactivo-integrativo” (Kanfer, Goldfried, Staats, Bandura), que adopta criterios de equilibrio parsimonioso y de integración pragmática entre las dos primeras tendencias.
En total, se cree que hay cuatro fuentes primigenias de todas estas variantes: a) la conductista radical, b) la conductista mediacional, c) el aprendizaje social, y d) la conductual-cognitiva (que va desde los modelos tradicionales hasta el extremo de una visión clínica-constructivista). 
Aaron Beck y Albert Ellis
Lo cierto es que la expansión en estas fuentes no se detiene, y se puede decir que dentro de cada una de ellas ha habido más desarrollos tecnológicos, e incluso teóricos, que las enriquecen más que debilitarlas. Buenos ejemplos de ello son, por un lado, las terapias contextualistas (Hayes, Kohlemberg, Linehan) vinculadas al conductismo radical (entre las cuales de alguna manera quizá podría incluirse el análisis contingencial de Ribes), y, por otro, las terapias postracionalistas vinculadas a las opciones cognitivas rupturistas (Guidano, Young, Zafran*). No obstante sus diferencias, puede decirse también que siguen compartiendo, parcialmente, intereses y métodos comunes (algunos de ellos los he reseñado en esta misma página, en la columna izquierda que va titulada “Conductismo”).}
Steven Hayes
A esta diversidad tan grande, difícil de dimensionar en términos simplistas, se debe que los que no leen o han tenido malos maestros en análisis conductual, suelan confundir muchos de los desarrollos actuales de la tecnología behaviorista como absolutamente ajenos o contradictorios a su enfoque, dado que el estereotipo conceptual de “conductismo”, de “terapia conductual” o de “modificación de conducta” que algunas fuentes difunden es muy rígido, limitado y hasta caricaturesco. Esta imagen es propagada incluso por simpatizantes de variantes conductuales o cognitivas rupturistas que, a veces, parecerían haberse “informado” más de “conductismo” a través de lo que dicen los enemigos de éste, que de la historia del paradigma y de su propio manejo teórico y entrenamiento.

APA 2005: N. Azrin, A. Staats, G. Davison, A. Lazarus
La respuesta a la cuestión planteada en la mesa redonda es: “No hay (todavía) una terapia conductual, sino varias”. Lo que hay es una competencia de variantes cuyo único árbitro definitivo será la mayor eficacia en términos de resultados, y, por supuesto, de congruencia con los principios básicos (que no necesariamente pasa por una recategorización teórica). Eso debe tenerse en cuenta para el futuro, si no queremos más confusión y disgregación. 
Por cierto, en 1980 se creó una sociedad conjunta gracias al dinamismo del Dr. Ciryk Franks que, con el tiempo, se terminó llamando Association for Behavioral and Cognitive Therapies.

* El caso de Zafran es particular. Recientemente él ha aclarado que su influencia "cognitiva" fue puramente incidental, ya que siempre se sintió atraido por el psicoanálisis y otras corrientes.

martes, 8 de enero de 2013

Sobre Psicoterapia Analítica Funcional (Luis Valero)

A continuación se remite a la conferencia en video del colega Luis Valero Aguayo, quien aborda el tema de la psicoterapia analítica funcional con el título de "Los conductistas también hacen psicoterapia":


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