miércoles, 6 de junio de 2012

Enseñar Significa Cambiar a la Gente

El fragmento siguiente es parte de la sección titulada así, en el artículo de Ernest A. Vargas (1979) La Tecnología Instruccional como Ingeniería Conductual: Un Esfuerzo Humanista (pp. 65-66), que aparece en el libro Técnicas Instruccionales Aplicadas a la Educación Superior, de V. Arredondo,  E. Ribes y E. Robles (México, Trillas). Contiene juiciosas reflexiones:
“El maestro es un experto en la ciencia y en tecnología de la conducta humana y no necesariamente en alguna materia. Enseñar no es la materia enseñada, sino aquella disposición de acontecimientos que permiten al estudiante cambiar respecto a la materia. Lo que el estudiante hace constituye el material fundamental con que el maestro trabaja y al que moldea. El maestro es un ingeniero conductual.
El moldeado es una empresa ingenieril distinta en manos de cada maestro que la intenta, pero que tiene en cuenta algunos datos inamovibles de la conducta. La conducta de los individuos varía en cualquier situación putativamente igual para todos. Casi seguro que los estudiantes reaccionarán de modo diferente ante el mismo material, sea un libro, una conferencia o algún otro medio. En pocas palabras, las historias que los estudiantes llevan al salón de clase interactúan de un modo que se desconoce, con los estímulos presentados por la materia. Por consiguiente, es necesario tener en cuenta cada historia. La conducta de los individuos cambia a ritmo distinto y distintos estudiantes necesitan un lapso diferente para cumplir. Además, sólo conociendo el tiempo de contacto dedicado al estudio que necesita cada estudiante mediante algún índice obtenido de los esfuerzos del estudiante y de la efectividad de la enseñanza, Diferentes reforzadores ponen en marcha la conducta de los individuos. Las calificaciones y otras recompensas culturales pueden o no resultar efectivas en motivar al individuo y el grado de efectividad de cualquier recompensa específica variará de un individuo a otro. Resultado lógico de estas consideraciones es que el ingeniero conductual representa en el salón de clases el propósito de alcanzar los objetivos individualizando la educación en masa.
Se evalúa la enseñanza por el cambio ocurrido en la conducta del estudiante; cuan abundante o cuan limitado haya ido el cambio ocurrido en cierto lapso y si ha seguido o no la dirección correcta hacia los objetivos enunciados. La evaluación sólo será útil si afecta a la conducta del profesor. Para ello, se necesita un dispositivo de información que sujete al instructor al control de la conducta que el estudiante esté presentando y no a la opinión emitida por el alumno diciendo que sí ha aprendido. Lo importante es el cambio de conducta tal como esté presentándose. Ese dispositivo lleva a sistemas de retroalimentación que siguen la huella de la conducta y no se dedican simplemente a obtener muestras de ella”.

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