miércoles, 17 de marzo de 2010

Aprendizaje básico y teoría conductual

Este es un texto clave en la comprensión de la teoría de A. W. Staats. Aquí desarrolla los lineamientos de su enfoque trifuncional del aprendizaje que recogiendo antecedentes parciales de múltiple procedencia (Pavlov, Hull, Tolman, Skinner, Osgood, etc.), relaciona los procesos de condicionamiento respondiente e instrumental, lo cual sirve para obtener corolarios que permiten explicar complejamente la base del comportamiento complejo. Algo que Skinner en principio nunca logró evidenciar, haciendo aparecer dichos mecanismos como sobre-entendidos y dando pie, con ese vacío explicativo, para las malas interpretaciones de los adversarios del conductismo y también provocando la insatisfacción de muchos (pro)conductistas, que buscaron salidas nuevas a la simplicidad del enfoque operante.

Aprendizaje básico y teoría conductual

jueves, 11 de marzo de 2010

LA PERSONALIDAD: UNA TEORÍA CONDUCTISTA

Acabo de subir a Scribd el capítulo 3 de la obra "Conductismo Social" de Arthur W. Staats, que contiene los fundamentos de su teoría conductual de la personalidad. Este texto debe complementarse con la lectura del capítulo 2 (sobre aprendizaje básico), por lo que pronto estaré subiendolo también.

Personalidad: Un Efecto y Una Causa

Es bueno recordar que hace algún tiempo se incorporó a Scribd el escrito "Sociometría Socioconductual" que también pertenece al mismo libro (capítulo 12). 

jueves, 25 de febrero de 2010

La agenda setting y el análisis de la conducta

Fuera del ámbito académico de la comunicación social, pocos se hallan al corriente de lo que es la agenda setting y la significación que puede tener para la psicología y sus análisis y aplicaciones sociales. En español la traducción viene a ser "establecimiento de la agenda", una teoría que trata de explicitar cómo y porqué los gustos y opiniones de una población particular se uniforman en torno a unos cuantos temas, los cuales son "machacados" como noticias por casi todos los medios de comunicación más importantes hasta la saciedad, hasta que se agotan y son reemplazados por otros.
Los temas "de moda" o "periodísticamente interesantes" establecidos por la agenda setting suelen ser escogidos por unos pocos difusores "creativos" (los llamados gatekeepers o seleccionadores de noticias) de los medios más populacheros y con dudosa formación cultural (la TV abierta, los diarios sensacionalistas, los locutores de radio que analizan el día a día). Esos temas pueden tener distintos orígenes (casi siempre política, farándula, deporte, catástrofes, etc.), y pueden durar, según el supuesto impacto que producen en la "opinión pública" (un concepto muy difuso y manipulado), semanas, días u horas, pero el denominador común a todo eso es su utilización para distraer al ciudadano promedio de las cosas importantes, como son su cultura, desarrollo e inversión personal, y el manejo de los recursos estatales y privados para la marcha de la educación, la salud o las infraestructuras que las posibilitan. La que sería la más importante de las preocupaciones es, paradójicamente, la más ausente de la agenda: las maneras cómo se utiliza la comunicación social para manipular a la gente en pro de causas realmente triviales, como por ejemplo el patrioterismo, la moral consumista, las supersticiones, el culto al líder inspirado y otras fantasías por el estilo.
Aquí no estoy diciendo que dicha utilización se haga "a propósito" y promovida por el poder capitalista, como creerían Chomsky y otros políticos izquierdistas medio paranoicos, sino todo lo contrario: el uso de la agenda proviene de fuentes ingenuas, que compiten entre sí fijándose sólo en el beneficio inmediato para ellas y sus propios grupos empresariales o ideológicos, e ignorando el daño a largo plazo que se le hace a toda la sociedad (ellos y sus descendientes incluídos), por el embrutecimiento y degradación cultural a que se somete a grandes sectores de la población.
La modificación de conducta tiene dos posibilidades para actuar teniendo en cuenta los medios de comunicación. Una de ellas, la más difícil y hasta cierto punto utópica, es que los colegios profesionales o asociaciones especializadas de prestigio “vendan” la idea al Estado democrático y a la empresa privada de que ese instrumento debe estar en manos de expertos, pues la formación del ciudadano es un asunto de defensa nacional y garantía de futuro desarrollo. Otra, más accesible, es la articulación de programas masivos para lo que se ha llamado “alfabetización mediática”, que comprende preparar paraprofesionales que, en contacto directo con los individuos en formación (padres, educadores, monitores comunitarios, etc.), tutorialicen, guíen y retroalimenten su contacto crítico cotidiano con los medios y sus agendas; y, adicionalmente, penetrar profesionalmente en los medios para incentivar elecciones de agendas y contenidos que, tal como se hace (parcialmente) en los canales de TV Cable (principalmente los que pertenecen a la cadena Discovery), trasciendan el mero “distraer para perder el tiempo” o eviten aprovechar noticias reales de poca monta para exagerarlas o falsearlas de modo que generen morbo.
La investigación que fundamenta estas medidas existe. Sin ir muy atrás para remitirse a los trabajos pioneros de Bandura sobre aprendizaje vicario, por ejemplo, se pueden encontrar temáticas más específicas a través de la búsqueda en revistas especializadas como Pediatrics (
Pulsar) acerca del consumo de alcohol en relación con la programación y la publicidad televisiva, o Pediatrics & Adolescent Medicine (Pulsar) respecto a la relación entre el tiempo que los niños ven TV y juegan virtualmente, con su conducta agresiva.
Recientemente, las investigadoras Lynda Bergsma y Mary Carney han hecho una revisión integral de la literatura, en la revista Health Education Research, 2008, 23(3), 522-542 (
Pulsar), considerando todas las formas en que desde 1990 hasta 2006 se ha intentado promover una alfabetización mediática.
Por otro lado, la organización International Clearinghouse on Children, Youth and Media ha publicado las principales conclusiones del proyecto europeo EU Kids, desarrollado durante el período 2006-2009, que resume y evalua la investigación europea sobre el uso de los medios digitales por niños y jóvenes (
Pulsar). Eso se acompaña con recomendaciones para minimizar sistemáticamente los posibles perjuicios de tal hábito y saber aprovechar los beneficios.
Todo en aras de la salud pública.

martes, 12 de enero de 2010

INTERVENCIÓN CONDUCTUAL DE CRISIS


Las estrategias usuales de ajuste que la persona pone en acción cuando se presentan problemas cotidianos, pierden su efectividad cuando la situación se pone particularmente difícil. Casos de urgencia, como las respuestas depresivas graves, la psicosis aguda, la excitación hiperactiva, las respuestas agudas de ansiedad o de pánico, la histeria por violación, las intoxicaciones, respuestas depresivas o ansiedad por pérdida o separación, la piromanía, etc.; rebasan la capacidad del individuo para mantener su control emocional.
La terapia conductual de crisis procura aliviar los "síntomas", ayudar a restablecer el ajuste, descubrir los factores precipitantes o determinar las causas lejanas de la crisis, teniendo en consideración la historia del individuo y sus problemas presentes, sean situacionales, o de personalidad (abstracción que resume las interacciones del sujeto en una amplia muestra de circunstancias). Las técnicas disponibles son muchas, y operan sobre los sistemas lingüístico-cognoscitivo, emotivo-motivacional e instrumental-motor, desde el uso de la relajación para el autocontrol y los programas de manejo de la ansiedad, la ira o desesperación; la desensibilización sistemática; el condicionamiento encubierto; el entrenamiento en solución de conflictos; la reestructuración racional; y otras.
La terapia de crisis puede efectuarse hasta en cuatro etapas del trastorno: 1) cuando la crisis comienza a manifestarse, 2) cuando tras intentos infructuosos de solucionar su problema el individuo se desorganiza, 3) cuando el nivel de tensión aumenta y el sujeto pide ayuda, y 4) cuando se produce el colapso emocional.
El requisito principal para ser interventor en casos de crisis no sólo es “tener empatía y saber escuchar” (lo que es ciertamente indispensable), sino también estar muy al tanto de los procedimientos científicos de trabajo en ingeniería comportamental.

domingo, 4 de octubre de 2009

ALGO PARA RECORDAR SOBRE "LA TERCERA GENERACIÓN" DE CONDUCTISTAS


El artículo reportado a continuación es el epítome del enfoque de Arthur W. Staats. Es en esta perspectiva (y no en la de los contextualistas, como algunos creen) que se comienza a hablar de "conductismo de tercera generación". La postura de Staats fue progresivamente denominada por él como "conductismo social", "conductismo paradigmático" y finalmente, debido a una malhadada sugerencia externa, de "conductismo psicológico".
Para mi gusto, la segunda de las denominaciones (paradigmático) era la más llamativa y adecuada para posicionarse en el "mercado psicológico", pero en fin... al parecer los conductistas nunca hemos demostrado mucho talento para utilizar las herramientas del marketing en beneficio propio, al menos de la manera tan eficiente como si lo saben hacer otros enfoques científicamente menos poderosos, pero sí más atentos a su divulgación masiva.
A. W. Staats
En esa línea de comportamiento iluso, incluso muchas veces revistas que publican artículos conductistas de gran importancia teórica, los protegen de su copia y difusión a pesar de los años (¿?), como es el caso de este escrito que recomiendo revisar con atención, y que debido a la restricción que tiene no lo he podido subir a scribb para que se difunda como se debe:
Staats, A. W. (1979). El Conductismo Social: Un Fundamento de la Modificación del Comportamiento. Revista Latinoamericana de Psicología. 11(1), 9-46.
La imagen que acompaña este post muestra el aparato de modificación de conducta operante para el aprendizaje infantil de conducta compleja, de Staats, cuyo funcionamiento puede verse descrito en las tres obras más relevantes de dicho autor, y cuentan con traducción al castellano:
Aprendizaje, Lenguaje y Cognición (1968/1983), Conductismo Social (1975/1979) y Conducta y Personalidad: Conductismo Psicológico (1996/1997), así como en uno de los clásicos volúmenes de Modificación de Conducta en la Infancia, de B. A. Ashem y E. G. Poser.

sábado, 26 de septiembre de 2009

¿PSICOLOGÍA O PSICOLOGÍAS? CONTRA EL MITO DE LA DISCIPLINA UNIFICADA

Llamo la atención sobre el planteamiento de principio que el Dr. Emilio Ribes (2004) presenta en un artículo titulado “¿Es posible unificar los criterios sobre los que se concibe la psicología?”, publicado por la revista Suma Psicológica, 11(1), 9-28. En el dice: «No es correcto... hablar de “la” psicología, aludiendo a una disciplina ideal con propósitos, medios y fines compartidos por todos aquellos que la practican. Nos enfrentamos, más bien, a un conjunto diverso, más o menos inconmensurable, de “psicologías” que, lamentablemente, sólo comparten el nombre. En sentido estricto, deberíamos hablar de “las psicologías”, asumiendo sus diferencias irreconciliables, o cuando menos evidentes, en cuanto a objeto, método y aplicaciones del conocimiento. La así llamada psicología constituye, en realidad, un pluralismo disciplinar no reconocido, cuya forma de existencia es el mito de una disciplina unificada... » (p. 11).
Aun cuando sí defiendo la posibilidad de una unificación futura sobre la base de ciertas condiciones paradigmáticas (cosa que he discutido en un escrito anterior, véase el capítulo 1 del libro Psicología: Tópicos de Actualidad , pp. 9-24), debo aceptar la justeza de las expresiones de Ribes.
Hay quienes soslayan este tema porque se afanan en escribir la historia sólo desde la perspectiva que ellos mismos se han construido. Vale decir los ya conocidos y repetidos argumentos de la “evolución histórica” de la psicología en términos del conductismo al cognitivismo, de la cuantitatividad a la cualitatividad y del mecanicismo al enfoque de sistemas. Anclados en dicha óptica, muchos profesionales se juntan en asociaciones internacionales para promocionarla, aprovechando la ingenuidad seguidista de una parte del estudiantado, y también de los poco leídos. Estos “militantes” hacen a un lado la diversidad de opiniones teóricas fundamentadas bajo otro tipo de supuestos, acallando condescendientemente todo lo que no comparten bajo un grupo de clichés bien conocidos: “Estás desactualizado”, “mira la literatura que hay actualmente” (claro, su literatura, la única que ellos leen, la demás no la conocen o la evitan).

MECANISMOS DE COPAMIENTO

La estrategia de copamiento asume diversas formas, desde la publicación de obras supuestamente “introductorias” que dan “una visión imparcial” de la disciplina (hace unos años asistimos a una ofensiva profusa de constructivistas que lanzaron libros de epistemología y de historia de la psicología en español, logrando posicionar un “panorama general” favorable a su postura), hasta puestos claves en cursos universitarios, o premiaciones a personajes "modelo" internacionales de la tendencia afín que se presentan nimbados con el halo de la sobresaliente labor. Pero la mejor de todas esas estrategias es, paradójicamente, el solapamiento de todas esas actividades bajo la apariencia democrática (“si hay más seguidores de una orientación, pues no tenemos la culpa”), y del mito de la psicología como una disciplina única (“todos somos psicólogos y la psicología es una sola”).

LA ESPECIALIZACIÓN

En todo ello, el asunto de la especialización juega un papel distractor: en reuniones académicas (conferencias magistrales, seminarios, clases), donde muchas veces se tocan los temas de una manera tal que toquen la fibra “practicista” del auditorio, sin ir directamente al grano. Así, se meten de contrabando ideologías y teorías mentalistas mezcladas entre la exposición de métodos y aplicaciones objetivas para tratar o investigar tal o cual cosa, como si fuese lo más natural, acostumbrando a los escuchas a un fárrago descuidadamente ecléctico. De esa manera contribuyen a sembrar la ilusión de una disciplina unificada en la cual sólo unos cuantos “desactualizados” no quieren alinearse por ignorancia ¡Y vaya que esas astucias hasta ahora vienen teniendo éxito!

¿QUÉ HAY QUE HACER?

La realidad es que actualmente hay una convivencia multiparadigmática. Lo que para algunos es “información actualizada” para otros es antigua, y lo que para algunos es verdad evidente para otros es un disparate. Todo depende del punto de vista de que se parta y de la historia particular de cada enfoque. La mejor actitud para enfrentar esa situación por el momento es la de la tolerancia mutua, y el respeto por los desarrollos ajenos. Hay que desterrar la vieja costumbre de etiquetar al “competidor” con rótulos de fácil administración tergiversando o interpretando desde otros supuestos lo que sostiene, y de autopresentarse como “lo último” o “lo mejor” en métodos o aplicaciones (salvo en los casos en que sí haya una investigación comparativa certificada por entidades autorizadas). Tampoco es saludable ni ético apropiarse de productos técnicos generados con otra lógica teórica para cambiarles de nombre y presentarlos como productos propios del enfoque promocionado por los “piratas” (las técnicas de condicionamiento encubierto y la psiconeuroinmunología, por ejemplo, suelen ser motivo de este tipo de falsificaciones, como otrora lo fueron la primera psicolingüística, la tecnología educativa y las aplicaciones conductuales comunitarias).
No hay una sino varias psicologías, cada una es como un árbol que a su vez se ramifica y va interrelacionándose con sus propias ramas, así como con ramas del árbol ajeno, pero sin llegar a compartir sus raíces. Eso es lo que hay que reconocer. No deben reforzarse las tendencias a describir enfoques ajenos desde la propia perspectiva, sino dejar que los propios cultores de un enfoque sean los que hablen sobre él. No caben los libros “de introducción” ni los cursos generales “de marco propedéutico” que no sean colegiados, es decir con grupos de profesores de cada una de las orientaciones psicológicas que pretenden ser expuestas.
Adicionalmente, no se puede abandonar el supremo objetivo de unificar finalmente la disciplina, pero sobre la base de una discusión que relieve las semejanzas, no las diferencias. Salus populi suprema lex.

miércoles, 22 de julio de 2009

MI CEREBRO ESTÁ HARTO DE QUE LE HABLEN DEL CEREBRO

Recorriendo páginas que contienen vídeos de documentales científicos, me percato del impresionante fetichismo cerebral que hoy en día campea a sus anchas en el ámbito académico, como otrora El Cid lo hacía sobre las llanuras de Castilla.
En efecto, en dichos documentales, muy frecuentemente de factura médica, se ven títulos como estos:
“Aprendizaje y cerebro”, “alcohol y cerebro”, “cerebro y adolescencia”, “el cerebro de Einstein”, “cerebro humano”, “el cerebro nos engaña”, “cerebro y supervivencia”, “cerebro y lenguaje”, “cerebro y diferencias de género”, “baile y cerebro”, “el cerebro adictivo”, “cerebro y procesos cognitivos”, “cerebro e inteligencia”, “cerebro y emociones”, “cerebro y estrés”, “cerebro y sociedad”, “cerebro consciente e inconsciente”, “cerebro y atención”, “cerebro y contacto físico”, “la vida secreta del cerebro”, “cerebro y arte”, “cerebro y musica”, “la moral está en el cerebro”, “tiempo y cerebro”, “el cerebro de Mozart”, "cerebro y marketing", etc., etc., etc.
En todos ellos el rollo discursivo parece ser sustancialmente el mismo: darle a ese órgano privilegiado una categoría de oligarca máximo del comportamiento y demiurgo de la realidad humana, porque resulta que ya no somos nosotros los que tomamos decisiones, vemos, hablamos, hacemos, pensamos, sentimos o inventamos, sino nuestro cerebro. Si sentimos estrés, nuestro cerebro es el que lo siente y prepara las condiciones para que lo afrontemos, si nos enamoramos, nuestro cerebro es el que activa los mecanismos de amor y de placer, si nos gusta el baile o somos inteligentes, nuestro cerebro es el que nos dota de esas habilidades, si actuamos de acuerdo o no con la moral, es nuestro cerebro el que lo propicia.
¡Vaya pues! la lista de maravillosas capacidades y taras psicológicas que puede mostrar el señor cerebro es inmensa. Pobre el resto de nuestro cuerpo, pobres nosotros, que sólo seríamos títeres de esa entidad oligárquica y gerencial que es nuestro cerebro.
En suma, ya no somos un individuo con cerebro, sino un cerebro con cuerpo, siendo éste sólo un pedestal sobre el cual se sostiene el sagrado totem cerebral.
Al menos, eso es lo que se deduce de tanta publicidad cerebrológica en los documentales difundidos por el grupo Discovery y otras productoras. Y ni qué decir de la miriada de libros donde se apuntala lo mismo.
Como no podía ser de otra manera, esta ideología absurda y reduccionista, tan bien apoyada financieramente por los consorcios médicos, se mueve también al interior de la psicología, apoyada por ciertos sectores de orientación cognitiva que predican una filosofía de la mente de tipo “identidad mente-cerebro” (más radical que la tendencia llamada “emergentista”).
Lo peor es que muchos simpatizantes de dicha corriente “neurocientífica” han hecho toda una profesión de la denuncia frente al “mecanicismo” del análisis comportamental, como si sostener la hipótesis de una máquina cerebral que actúa por nosotros no fuera a su vez el peor de los mecanicismos.
Es bueno recordar a la “cerebrología” y a su mercado ingenuo de consumo que lo psicológico no viene implantado como un chip dentro de ninguna estructura cerebral. La mente no es una función corporal, ni hay estructuras o funciones neurales para cada proceso de pensamiento, por la sencilla razón de que la contextualización social que le da origen y desarrollo a un episodio de comportamiento, es irreducible a mera actividad del cerebro, pues consiste de la interacción de múltiples factores intra y extraorgánicos.
No se equivocaba Politzer cuando, en su crítica del materialismo médico, fisiológico o biológico, decía que éste no es sino una respuesta al espiritualismo que se ha vaciado en su mismo molde, nombrando “materia” (o “cerebro”) a lo que ayer se llamaba “espíritu”. Y lo cierto es que parece resultar muy rentable en la actualidad para el charlatán tratar de impresionar al lego y al poco leído en psicología y en otras disciplinas, utilizando la jerga neurológica.
En suma, como seguidor ingenuo de la ideología reduccionista que campea en los documentales y libros "pro-cerebrológicos" difundidos por canales de comunicación supuestamente científica, digo que no yo, sino mi cerebro, está realmente harto de que le hablen del cerebro.

ENLACES DE ENSAYOS, LIBROS E INVESTIGACIONES DE WILLIAM MONTGOMERY URDAY

1.    No son todos. Faltan varios, y también los que han sido borrados por problemas de Copyright o tienen enlaces rotos. 1.       1. http...