martes, 7 de febrero de 2012

¿Cómo Funcionan las Conductas de “Planificar” y "Tomar Decisiones"?

¿Cómo explicar técnicamente el funcionamiento de la conducta de “planificar” y "tomar decisiones" desde el punto de vista comportamental? La cosa no es tan simple como decir "pienso, luego existo", o “el individuo X planifica o toma decisiones en base a su lógica mental”, o porque tiene algún dispositivo interno que le da el poder para ello.
Cuando se emite conducta, las variables analíticas parten de las condiciones ambientales y biológicas pasadas e inmediatas, y de los repertorios aprendidos por el individuo al momento de actuar (incluyendo su conducta verbal), y, por supuesto, de los principios de aprendizaje. La interacción de todos esos factores da por resultado el episodio en cuestión.
Entonces, suponiendo que un individuo planifica su vida posterior y toma decisiones ¿en base a qué lo hace?:
1) En primer. lugar, a todos se nos enseña en la niñez repertorios de “pararnos a pensar” y “sopesar consecuencias”. Esa es una manera de manipular nuestro ambiente personal, y lo hacemos mediante “comportamiento verbal autoclítico”: aquel que permite emitir “tactos” (conducta de rotular o conceptuar) sobre otros “tactos” refiriéndose a respuestas potenciales (las que pueden ocurrir, p. ej. “quisiera hacer…”), discriminativas (“esto es…”), de efecto en presente y futuro (“lo hago” o “lo haré”), de variables controlantes (“prefiero esto que lo otro porque…”) o de su grado de probabilidad (“esto lo lograré más fácilmente…”).
2) Lo anterior puede relacionarse de diversos modos con estados de privación (sensación de que falta algo) o saciedad (sensación de que sobra algo), p. ej., si se decide estudiar sobre cierto contenido en determinado momento, puede ser porque hace tiempo que no se veía ese tema. Si se considera la posibilidad de tomar agua en vez de gaseosa, es posible que antes se hayan tomado demasiadas gaseosas.
3) Otra variable relevante se liga a las conductas de escape o evitación, p. ej., si se decide abordar un transporte público para llegar a un destino cercano al que se podría llegar caminando, puede ser porque se elude pasar por un sitio en el cual están jugando carnaval.
4) También puede jugar un papel el reforzamiento positivo directo, como cuando alguien que dubita entre dos alternativas a corto o a largo plazo, elige una de ellas porque las personas que lo rodean le expresan calurosamente su aprobación.
5) Las reglas discriminativas que aporta la cultura también afectan la función al proveer anticipaciones de consecuencias que ayudan a escoger lo que es “bueno”, “malo”, “fácil”, “difícil”, “agradable”, “desagradable”, “correcto”, “incorrecto”, etc. Como en los casos en que un refrán nos aconseja que “quién a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija”.
6) No se deben subestimar los estados orgánicos: los malestares o bienestares somáticos momentáneos, las enfermedades, todo eso debe incluirse en la ecuación.
7) El autorrefuerzo es algo que puede influir en la planificación-decisión, con base en repertorios previamente aprendidos; y
8) La estimulación suplementaria en la forma de asociaciones fortuitas con diversos elementos del ambiente (incluyendo la publicidad subliminal) también eleva la probabilidad de que cierto tipo de respuesta pueda aparecer.
El orden establecido en los puntos anteriores no es necesariamente inclusivo, ni tampoco está elaborado en razón de prioridades. Sólo he pretendido enlistar las posibilidades de consideración. Podrían darse muchos más ejemplos distintos en cada categoría. La complejidad del asunto rebasa con mucho los esquemas.

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